Farmacos Mas Usados en distintas patologias

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FÁRMACOS MÁS
COMÚNMENTE USADOS

Aparato digestivo y metabolismo
Anabolizantes hormonales: Esta contraindicado el uso de este tipo de preparados hormonales, especialmente durante el primer trimestre del embarazo, debido a la posible masculinización de genitales externos en embriones y fetos femeninos.

Antiácidos: En general son fármacos seguros y no existe constancia de un aumento de riesgos para el feto, aunque se recomienda no utilizarlos en el primer trimestre. El ácido alginico no se absorbe y el hidroxido de aluminio y las sales de magnesio, poco. Si hay estreñimiento de base, se aconsejan los preparados con magnesio. Se desaconseja el bicarbonato sódico por la posibilidad de inducir alcalosis metabólica, retención hídrica y aumento de peso, tanto en la madre como en el feto. Se han descrito casos excepcionales de aumento de reflejos tendinosos en recien nacidos cuyas madres consumian crónicamente preparados calcicos. También es seguro el sucralfato, ya que su absorción es escasa. Antidiabéticos: La incidencia de diabetes durante el embarazo es de 0'5-4%, siendo por sí sola un importante factor dismorfogenético, de aumento en la incidencia de abortos e incluso de la mortalidad materna y fetal. El tratamiento de elección de la diabetes durante el embarazo o del embarazo es la insulina, que apenas atraviesa barrera placentaria. Los antidiabéticos orales, biguanidas y sulfonilureas atraviesan la placenta pudiendo producir hipoglucemia fetal prolongada, siendo ésta una de las razones por lo que estan contraindicados. Antidiarreicos: Raramente utilizados en el embarazo de forma continuada, salvo que exista enfermedad de base específica que produzca diarrea crónica. El más seguro es la loperamida, con categoría B. Antieméticos: La merlicina y ciclicina (antihistaminicos piperacinicos) fueron relacionados con labio y paladar hendidos, aunque ahora pueden considerarse seguros. También pueden considerarse categoría B: clorfenamina, dexclorfeniramina, doxilamina, metoclopramida. El dimenhidrinato debe evitarse al final del embarazo ya que puede producir, por efecto oxitocico, ruptura uterina y bradicardia fetal. La difenhidramina y prometazina (antihistamínicos fenotiacinicos) tienen categoría C y, en casos aislados, se han relacionado con hendidura labial y dislocación de cadera; la proclorperazina y tietilpiperacina podrían producir alteraciones cardiovasculares fetales. Todos los fenotiacínicos, usados en el tercer trimestre, se han relacionado con transtornos extrapiramidales reversibles y síndrome de abstinencia del neonato. Algunos autores creen que el empleo de antieméticos durante el embarazo podría reducir la incidencia de malformaciones fetales graves achacables a déficits nutricionales maternos. Antiespasmódicos: Las sales de amonio y concretamente el glicopirrolato, no atraviesan significativamente la barrera placentaria, por lo que son seguros. Los anticolinérgicos terciarios: atropina, escopolamina, propantelina, sí atraviesan y aunque no hay riesgo teratogénico, pueden producir taquicardia fetal. Antiulcerosos: Los antihistamínicos H2 parecen ser bastante seguros, sobre todo la cimetidina. La mayoría de este grupo atraviesa placenta. El omeprazol esta encuadrado en categoría C, por lo que es aconsejable no utilizarlo durante el embarazo. El misoprostol está contraindicado, ya que incrementa el tono uterino. Laxantes: Inicialmente, medidas dietéticas como aumento de ingesta líquida y dieta rica en fibra. Los formadores de bolo: metilcelulosa, salvado, psyllium (plantago o llanten) practicamente no se absorben y son considerados como seguros (categoría B). Menos aconsejable es el sen, que, aunque su absorción intestinal es mínima, puede causar alteraciones electrolíticas tras uso continuado. Las sales de magnesio o sodio (osmóticos salinos) pueden producir alteraciones electrolíticas en la madre. La parafina o aceite mineral (lubricantes) pueden disminuir la absorción de algunas vitaminas liposolubles, por lo que estan desaconsejadas. El aceite de ricino está contraindicado por la posibilidad de producir contracciones uterinas y rotura. No hay acuerdo en la utilización de bisacolido, cáscara sagrada, dantrona, docusato sódico, fenolftaleina y lactulosa. Vitaminas: Una dieta equilibrada y suficiente bastaría para cubrir el aumento de requerimientos que se produce durante el embarazo. Parece ser que el déficit de ácido fólico esta relacionado con anomalías del tubo neural (espina bífida, etc...) y algunos estudios indican que los suplementos polivitamínicos podrían proteger contra la aparición de labio y paladar hendidos. De todas formas, no se aconseja el empleo masivo de vitaminas, especialmente las liposolubles (A, D y E) ya que pueden ser, a estas dosis, teratogénicas.

Sangre y órganos hematopoyeticos

Antiagregantes: En la prevención del infarto placentario, la administración de aspirina a dosis antiagregantes parece ser eficaz. Sin embargo, no está clara su eficacia en la prevención de otros fenómenos tromboembólicos de la madre.Además, aunque no es teratogénica, puede aumentar el riesgo de hemorragias fetales y maternales. En las últimas semanas del embarazo disminuye la contractibilidad uterina, prolongando la gestación, aumenta la duración del parto y produce el cierre prematuro del ductus arterioso. Antianémicos: Generalmente la anemia es ferropénica, debido a que los requerimiento se hierro aumentan a lo largo del embarazo, siendo máximos en el tercer trimestre. Los suplementos de hierro, que se administrarán a partir del segundo trimestre, utilizando sales de hierro por vía oral, no son perjudiciales para el feto ni para la madre, aunque en esta pueden producir alteraciones gastrointestinales. La eritropoyetina, cuando necesaria, parece ser eficaz y segura cuando se utiliza en el embarazo. Anticoagulantes: Las cumarinas (acenocumarol y warfarina) absolutamente contraindicadas por su elevado potencial teratogénico, a lo largo de todo el embarazo, aunque el riesgo es mayor en el tercer trimestre. La heparina, por su elevado peso molecular, no atraviesa la barrera placentaria. Aunque se le ha relacionado, aisladamente, con muerte fetal y prematuridad, es una alternativa de uso preferible a los cumarínicos.En tratamientos prolongados, puede producir osteoporosis y trombocitopenia maternas. Con la aparición de las heparinas de bajo peso molecular, que tampoco cruzan la barrera placentaria, se abre un nuevo horizonte terapéutico en los casos que sea imprescindible la anticoagulación. durante el embarazo. Hipolipemiantes: El clofibrato, colestiramina y dextrotiroxina tienen categoría C. Los inhibidores de la HMG-CoA reductasa reducen la síntesis de colesterol por lo que podrían producir toxicidad fetal y, por lo tanto, estan contraindicados durante el embarazo. Trombolíticos: La estreptoquinasa prácticamente no atraviesa la barrera placentaria pero tiene categoría C. Puede producirse un problema importante en el neonato que precisa tratamiento trombolítico cuando la madre ha sido tratada con estreptoquinasa, ya que los anticuerpos antiestreptoquinasa sí atraviesan la barrera y neutralizan la administrada al neonato.

Aparato cardiovascular
Antianginosos: Los nitratos orgánicos pueden utilizarse durante el embarazo en el tratamiento de la cardiopatía isquémica. Pasan a través de la placenta, pero se metabolizan rápidamente sin producir efectos nocivos sobre el feto.

Los antagonistas del calcio tienen todos categoría C. No han producido toxicidad fetal en humanos y pueden considerarse como antianginosos efectivos cuando se considera necesaria su utilización. Antiarrítmicos: La lidocaina no es teratogénica pero atraviesa la barrera placentaria y puede producir depresión cardiorespiratoria neonatal, cuando se emplea a dosis elevadas. La quinidina también atraviesa la barrera, y aunque tampoco se le ha relacionado con malformaciones fetales, está encuadrada dentro de la categoría C, lo mismo que la procainamida. La amiodarona, usada en el tratamiento de arritmias ventriculares, se parece, estructuralmente, a la triyodotironina. Atraviesa la barrera y se han descrito algunos casos de hipotiroidismo y bocio neonatal. Se aconseja un especial seguimiento a los embarazos de madres tratadas con amiodarona.

Antihipertensivos: La hipertensión materna, o la presencia de preeclampsia o eclampsia, complica el 5%-10% de los embarazos, se asocia con un incremento de abortos y es responsable de alrededor del 12% de las muertes perinatales como consecuencia de nacimientos pretérmino. De los antihipertensivos de acción central, la metildopa es el fármaco de elección, aunque al atravesar la barrera con facilidad, puede producir hipotensión neonatal. También puede utilizarse la clonidina, de la que se tiene una menor experiencia de uso durante el embarazo, que no parece producir hipotensión neonatal. Los betabloqueantes son los fármacos de segunda elección, sobre todo atenolol y metoprolol, ya que no hay evidencias acerca de teratogenicidad, pero se aconsejan durante el tercer trimestre. Pueden producir, en el neonato, efectos de bloqueo de receptores betaadrenérgicos como bradicardia, hipoglucemia y dificultad para el inicio de respiración espontánea. Los antagonistas a y b, representados por el labetalol, ocupan un escalón inferior. En algunos casos en los que se ha utilizado por vía IV por HTA grave se han notificado casos de hipotensión, oliguria y bradicardia neonatales. De los bloqueantes de los receptores a existen pocas referencias en la literatura. El prazosin cruza la barrera placentaria, pero las concentraciones encontradas en el feto no son lo suficientemente importantes como para producir efectos adversos. También existe poca experiencia del uso de los antagonistas del calcio durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre. El nifedipino, aunque no es teratogénico, no está indicado en el embarazo por reducir la tensión arterial demasiado rápidamente y retrasar el parto al reducir las contracciones uterinas. Sin embargo, sí está indicado en las emergencias hipertensivas por vía sublingual. Los vasodilatadores directos, especialmente la hidralazina, estan indicados en el tratamiento de la pre-eclampsia y de las crisis hipertensivas graves, aunque no deberían usarse antes del tercer trimestre. El diazóxido puede ser una alternativa. No es aconsejable el uso de diuréticos durante el embarazo, ya que no son eficaces en los casos severos ni en la prevención y tratamiento de la eclampsia. Además, pueden producir alteración en el equilibrio hidroelectrolítico materno y/o fetal y oligohidramnios. Como se ha comentado, los inhibidores de la ECA están contraindicados por la posibilidad de producir alteraciones fetales como oligohidramnios, anuria neonatal e insuficiencia renal, deformidades craneofaciales, retraso del crecimiento intrauterino, hipotensión neonatal e hipoplasia pulmonar.

Terapia dermatológica
Antiacneicos: La isotetrinoina es un retinoide de conocida y potente capacidad teratogénica, sobre todo en exposiciones durante el primer mes del embarazo. Por esta razón, se recomiendan medidas anticonceptivas durante, al menos, un mes antes y después de finalizar el tratamiento.

El adapaleno es un queratolítico semejante a la tetrinoina, por lo que no se recomienda su utilización durante el embarazo. Incluso, algunos recomiendan las mismas precauciones anticonceptivas que con la isotretinoina. De los queratolíticos, el ácido salicílico es bastante seguro y está encuadrado en la categoría A. Los antibióticos por vía tópica más utilizados son la eritromicina y clindamicina catalogados como A. El tratamiento con ciproterona más etinilestradiol está contraindicado en el embarazo. Antimicóticos: En uso tópico no existe ningún problema con clotrimazol, econazol, miconazol y nistatina. Por vía oral se aconseja la nistatina. La griseofulvina y terbinafina estan contraindicadas. Antipsoriasicos: Los retinoides son teratogénicos por lo que estan absolutamente contraindicados durante el embarazo. Además, por su prolongada persistencia en tejidos humanos (etetrinato), se aconsejan medidas anticonceptivas durante dos años tras suspender el tratamiento. Se ignora si el metoxaleno es teratogénico y tampoco se conoce si su asociación con radiación ultravioleta puede ser nociva para el feto, por lo que hay que evaluar el cociente riesgo/beneficio cuidadosamente antes de utilizarlo. Corticoides tópicos: No existen muchos datos en humanos. Debido a su escasa absorción pueden considerarse seguros (categoría A) el acetato de hidrocortisona, betametasona, fluometasona, fluocinolona, fluocortona, triamcinolona. Si se aplican en zonas extensas de la piel pasan a pertenecer a la categoría C, cabiendo la posibilidad de producir retraso en el crecimiento intrauterino e insuficiencia suprarrenal en el neonato.

Terapia genitourinaria
Antiinfecciosos urinarios: A pesar de algunos inconvenientes, como la acumulación, sin efecto teratogénico, de la nitrofurantoina en el feto y la posibilidad de desencadenar anemia hemolítica en fetos con deficiencia en glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa, los antiinfecciosos urinarios pueden utilizarse en embarazadas. De todas formas, se prefiere la utilización de antibacterianos beta-lactámicos, por vía sistémica, o de macrólidos.

Antimicóticos vaginales: Puede aplicarse perfectamente lo comentado en antimicóticos por vía tópica. Estrógenos: Esta demostrado su potencial teratogénico. Pueden producir feminización del feto masculino y el síndrome VACTERL que agrupa las iniciales de las malformaciones que puede producir: vertebrales, anales, cardiacas, traqueales, esofágicas, renales. El dietilestilbestrol está asociado con cáncer vaginal de células claras en niñas cuyas madres fueron expuestas durante el embarazo. Inhibidores del parto: La ritodrina es un agonista beta adrenérgico con acción antiabortiva indicado en situaciones de inhibición de parto y utilizado sólo al final del embarazo, donde tiene categoría B. Durante la primera mitad del embarazo está contraindicada (categoría X).

Progestagenos: Probablemente no tengan capacidad teratogénica, pero tampoco tienen indicaciones claras durante el embarazo (se cuestiona su utilidad como antiabortivos). Tricomonicidas: El metronidazol aunque posee categoría B debe evitarse en el primer trimestre del embarazo (es mutagénico en ese periodo).

Terapia genitourinaria
Antitiroideos: Tanto el carbimazol, como el metimazol y propiltiouracilo pueden producir hipotiroidismo y bocio neonatal, que suele ser autolimitado y reversible. El riesgo es menor si se reduce la dosis durante el tercer trimestre. Encuadrados en la categoría D.

Corticoides: El uso de corticoides durante el embarazo se relacionó, durante mucho tiempo, con un aumento en la incidencia de paladar hendido. Posteriormente, otros estudios de mayor calidad metodológica no han sido capaces de demostrarlo, por lo que los corticoides se consideran relativamente seguros durante el embarazo (categoría C los de alta potencia y B baja y media potencia). Se recomienda utilizarlos a dosis bajas y durante poco tiempo ya que, de lo contrario, pueden producir retraso en el crecimiento intrauterino e insuficiencia suprarrenal en el recien nacido. Hormonas tiroideas: Son seguras, categoría A.

Antiinfecciosos
Aminoglucósidos: Atraviesan la placenta pudiendo acumularse en tejidos fetales. Existe riesgo de oto y nefrotoxicidad fetal, pero menor de lo que se pensaba.

Antimicóticos: La anfotericina atraviesa la placenta y, aunque no es teratogénica (categoría B), ha de utilizarse con cuidado por los posibles efectos nefrotóxicos en la madre. La griseofulvina y terbinafina están contraindicadas. Se recomienda la utilización de imidazoles y nistatina. Antivíricos: Hace unos años se recomendaba evitar los fármacos antivirales durante el embarazo. Hoy día se consideran seguros el aciclovir y la zidovudina, estanto éste último fármaco especialmente recomendado en mujeres infectadas con VIH, para evitar transmisión materno-fetal, aunque existe gran controversia sobre este tema. Cefalosporinas: Son seguras (categoría B). Cloranfenicol: No se han descrito malformaciones, pero puede existir riesgo de colapso cardiovascular (síndrome gris) especialmente en prematuros. Hay muchas alternativas. Fluoroquinolonas: Relacionadas con la aparición de artropatias en animales de experimentación en las fases de desarrollo. Por eso, contraindicadas en embarazo. Lincosanidos: Son seguros (categoría B). Macrólidos: Los más seguros son eritromicina y azitromicina (categoría B). Penicilinas: Son seguras (categoría B). Sulfamidas: Relacionadas con la producción de kernicterus en recien nacidos, por eso estan contraindicadas en tercer trimestre. Tetraciclinas: Contraindicadas. Alteraciones óseas y dentales, hipospadias, hernia inguinal e hipoplasia de extremidades. Tuberculostáticos: Todos (etambutol, isoniacida y rifampicina) atraviesan la placenta pero, salvo casos aislados y anecdóticos de rifampicina y ciertas malformaciones, no parecen teratogénicos. Se recomienda, no obstante, la utilización de isoniacida y etambutol. El riesgo asociado con el tratamiento de la tuberculsosis es considerablemente menor que el asociado con la enfermedad no tratada.

Terapia Antineoplásica
Los agentes antineoplásicos ejercen su acción citostática directa sobre los tejidos con mayor índice de división celular, como los fetales, por esta razón son teratogénicos y están absolutamente contraindicados.

Aparato locomotor
Antigotosos: El probenecid ha sido ampliamente utilizado y probado durante el embarazo. Atraviesa placenta y tiene categoría B. El alopurinol tiene categoría C, desconociendose los efectos en fetos humanos.

La colchicina puede matar los embriones de varias especies animales (categoría D). Su uso en humanos es inofensivo para algunos autores y, para otros, parece incrementar el riesgo de alteraciones cromosómicas (potencial riesgo de síndrome de Down, sin confirmar). Antiinflamatorios no esteroideos: Como inhibidores de la síntesis de prostaglandinas, pueden producir cierre prematuro del ductus arterioso. Este efecto parece ser dosis-dependiente, más frecuente con los inhibidores más potentes (indometacina) y tras administración mantenida durante el tercer trimestre de embarazo. Algunos fármacos de este grupo, por su efecto antiagregante plaquetario, podrían prolongar la hemorragia materna y predisponer, al neonato, a sufrir fenómenos hemorrágicos. La administración próxima al parto podría reducir la contractilidad del utero provocando una prolongación de la gestación y un retraso del parto. En este sentido, son preferibles los derivados arilpropionicos y arilacéticos (fenoprofeno, ibuprofeno, ketoprofeno, naproxeno, diclofenac, sulindac), que tienen categoría B, a las pirazolonas (fenilbutazona), indometacina o inhibidores potentes de la ciclooxigenasa (flurbiprofeno), que tienen todos categoría C.

Antirreumáticos: Las sales de oro tienden a acumularse en el feto, y, aunque se han descrito algunos casos de malformaciones, la incidencia no parece ser superior a la incidencia natural. Están encuadradas en la categoría C y sólo se recomienda su uso en reagudizaciones severas del cuadro reumático de base. La penicilamina puede ser teratógena en animales (categoría C), y hay algunos casos notificados de retraso en el crecimiento fetal. Su única indicación durante el embarazo es la enfermedad de Wilson y sólo en las últimas seis semanas del embarazo. Aspirina: Extensamente utilizada durante el embarazo no se han observado malformaciones fetales. Sin embargo, la utilización durante el tercer trimestre, especialmente en el periodo preparto, puede aumentar el riesgo de hemorragias tanto en la madre como en el neonato (especialmente en SNC). Se ha utilizado la aspirina a dosis bajas en la prevención de la hipertensión inducida por el embarazo, preeclampsia y eclampsia, aunque los resultados de los estudios, acerca de los beneficios contra los riesgos, no son concluyentes. A dosis elevadas pueden aumentar el riesgo de mortalidad perinatal, producir retraso del crecimiento intrauterino y efectos teratogénicos.

Terapia Antineoplásica
Analgésicos opiáceos: Su utilización como drogas de abuso puede producir grados variables de adicción materna y fetal, con síntomas de un síndrome de abstinencia del neonato. En los casos de deshabituación opiácea en embarazadas se utiliza la metadona, con la que no hay descritos aumentos en la incidencia de malformaciones. La utilización de los opiáceos a dosis analgésicas, sobre todo morfina y petidina, parece ser bastante segura (categoría B), aunque tratando de evitar los tratamientos prolongados.

La codeina como analgésico y antitusígeno también parece ser bastante segura, lo mismo que la oxicodona e hidromorfona. A pesar de lo comentado anteriormente, se han descrito diversos efectos de los opiáceos sobre el feto: maduración hepática y pulmonar prematuras, reducción de peso, hipermagnesemia e hiperprolactinemia y aumento de la mortalidad perinatal, que hay que tener en cuenta. Analgésicos no opiáceos: El analgésico de elección durante el embarazo es el paracetamol, que carece de efectos antiinflamatorios pero con buena acción analgésica y antipirética y tiene categoría A. Las pirazolonas tienen actividad antipirética, analgésica y antiinflamatoria. Presentan los mismos riesgos teóricos que el resto de los inhibidores de la síntesis de prostaglandinas: cierre prematuro del ductus arterioso, retraso del parto, oligohidrammios, hipertensión pulmonar primaria, etc. La oxifenbutazona tiene categoría C (D en últimas fases del embarazo), la fenilbutazona C y el metamizol, retirado en muchos países por el riesgo de agranulocitosis, no está catalogado. Anestésicos locales: Dependiendo de la patología y de la zona de aplicación tópica hay que tener cuidado ya que pueden absorberse y afectar al feto, como en el caso del tratamiento de las hemorroides con compuestos de varios principios activos entre los que se encuentran anestésicos locales que pueden absorberse por vía rectal. Antidepresivos: Hasta hace algunos años fueron ampliamente utilizados los antidepresivos tricíclicos. Tienen categoría C, aunque la mayoría de los efectos teratogénicos que se les han atribuido, no se han demostrado. Puede producirse un síndrome de abstinencia si el tratamiento materno ha sido prolongado y ha ocurrido al final de la gestación. También se han descrito efectos anticolinérgicos en el feto, como retención urinaria. La maprolitina, aunque no es un tricíclico puro tiene categoría B. Los inhibidores de la MAO, de los que la fenelcina es el representante más genuino, con categoría C, pueden producir reacciones hipertensivas en la madre, con consecuencias graves para ella misma y para el feto. Recientemente, se han comercializado inhibidores reversibles como la moclobemida, con menor riesgo hipertensivo, pero de la que se dispone de poca información en su utilización durante el embarazo y, por esta razón, se contraindica su uso en embarazadas. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina están encuadrados en la categoría B, por lo que se consideran más seguros que los antidepresivos clásicos. Antiepilépticos: Las crisis epilépticas durante el embarazo ponen en peligro tanto a la madre como al feto. Por eso, hoy día está universalmente reconocido el tratamiento antiepiléptico durante el embarazo. La mayoría de los fármacos antiepilépticos se asocian con un aumento de la incidencia de malformaciones en animales (categoría C), o en humanos (categoría D). Sin embargo, los riesgos asociados al tratamiento antiepiléptico son menores que los producidos por las crisis epilépticas en la mujer embarazada no tratada. La carbamacepina se ha asociado a defectos del tubo neural en alrededor del 1% de los tratamientos. Estos defectos pueden detectarse en utero midiendo la a-fetoproteína y por ultrasonidos, por lo que se recomienda su realización. También se han descrito malformaciones similares al síndrome fetal de la hidantoina, aunque su prevalencia parece ser muy baja. El ácido valproico también esta relacionado con un incremento en la incidencia de defectos del tubo neural. También ha sido implicado en muchas otras malformaciones, en retraso de crecimiento intrauterino, hepatotoxicidad fetal y síntomas de abstinencia neonatal. La fenitoina puede producir el síndrome fetal de la hidantoina (ver Boletín nº 15, pág. 15) y los niños cuyas madres han sido expuestas durante el embarazo parecen presentar un menor coeficiente intelectual. Los niños cuyas madres han sido tratadas con fenobarbital o primidona tienen un riesgo de 2 a 3 veces superior de sufrir malformaciones que la población normal. No se han descrito malformaciones específicas para estos fármacos. Las succinimidas, utilizadas para el pequeño mal, siguen siendo los fármacos de elección, en este caso debido a su bajo, o inexistente, potencial teratogénico. En general, para reducir los riesgos de malformaciones congénitas se recomienda monoterapia, cuando sea posible, control estricto de las crisis y suplementos de ácido fólico y vitamina K (parece haber cierta deficiencia, en la madre, hacia final del embarazo). Los fármacos recomendados son carbamacepina y benzodiacepinas. Antipsicóticos: Los datos disponibles son bastante contradictorios a la hora de valorar su uso durante el embarazo. Prácticamente todos tienen categoría C y no se recomienda su uso al final del embarazo por la posibilidad de producir ictericia, hiperreflexia y/o síntomas extrapiramidales neonatales. Las fenotiacinas pueden actuar como inductores enzimáticos en el hígado fetal. El haloperidol (categoría C) se ha visto implicado en algunos casos aislados de focomelia. El litio (categoría D) atraviesa la barrera placentaria y puede producir anomalía de Ebstein. También, con menor claridad se le ha implicado en la producción de hipotiroidismo, hemorragias, hipotonia muscular y cardiomegalia. Debe utilizarse sólamente en los dos últimos meses del embarazo. Hipnóticos-ansiolíticos: La mayoría, si no todas, de las benzodiacepinas estan encuadradas en la categoría D, debido a que en general, y el diacepam en particular, han sido repetidamente relacionadas con diversos efectos teratogénicos como labio y paladar hendidos, hernia inguinal y alteraciones cardiovasculares, cuando se administraban en primer y segundo trimestre del embarazo. Las evaluaciones posteriores no han conseguido establecer una asociación causal. En el último trimestre, el uso continuado de benzodiacepinas puede producir un síndrome de abstinencia neonatal o, si se utilizan dosis altas poco antes del parto, el "síndrome del bebé flaccido". Por estas razones se aconseja la utilización de benzodiacepinas de acción corta y durante periodos cortos de tiempo, aunque esto no confiere una seguridad total. Tampoco se conocen perfectamente las acciones teratogénicas del zolpidem y zopiclona aunque tengan categoría B. Los barbitúricos, el más utilizado de todos es el fenobarbital, que tiene categoría D, estan contraindicados durante el embarazo, si no se utilizan como antiepilépticos.

Aparato respiratorio
Antiasmáticos: La teofilina tiene categoría C y aunque suele utilizarse en embarazadas hay que contar con las posibilidad de que se produzcan efectos reversibles, en recien nacido, como irritabilidad, vómitos, taquicardia, alteraciones del ritmo cardiaco e hipoglucemia.

Los broncodilatadores beta-adrenérgicos (salbutamol, terbutalina) también tienen categoría C. Si se utilizan al final del embarazo y/o periparto pueden retrasarlo y, producir además alteraciones del ritmo cardíaco y de la glucemia en el neonato. Los parasimpaticolíticos (bromuro de ipratropio, categoría C) y los corticosteroides (beclometasona, categoría A) no tienen ninguna contraindicación cuando se utilizan inhalados. El cromoglicato es seguro en el embarazo (categoría A). Antihistamínicos: La dexclorfeniramina y meclozina tienen categoría B, por lo que pueden utilizarse durante el embarazo. La prometazina tiene categoría C y, además, puede producir alteraciones extrapiramidales en el neonato cuando se usa a dosis altas y/o al final del embarazo. Suele utilizarse como antiemético. Antitusígenos: Como grupo tienen categoría C o D. Como antitusígeno, a dosis bajas, muchos autores consideran a la codeina inofensiva. Otros prefieren el dextrometorfano que es bastante seguro en embarazadas. El glicerol tiene categoría X. Rinológicos: Estos compuestos generalmente se utilizan en el tratamietno del catarro común. La mayoría contiene un vasoconstrictor adrenérgico (simpaticomimético) que actua como descongestionante, normalmente fenilefrina o fenilpropanolamina, un antihistamínico, un analgésico y, a veces, expectorantes y mucolíticos. Estan encuadrados en la categoría C, aunque no existe evidencia de teratogenicidad, pero tampoco son claramente seguros, ya que la absorción sistémica de los simpaticomiméticos puede producir taquicardia maternal y fetal, los antihistamínicos producen constipación materna y los expectorantes y mucolíticos son de dudosa eficacia. Se permite el uso de descongestionantes nasales tópicos de forma moderada y en cortos periodos de tiempo, ya que pueden producir rinitis medicamentosa y, si hay absorción sistémica, r BRONCODILATADORES. Beta-estimulantes: en el tratamiento de EPOC. Como todos los broncodilatadores relajan la musculatura que previamente estaba contraída.Adrenalina: estimulante alfa y beta. Se usa en cuadros de urgencia para el tratamiento del shock anafiláctico. La adrenalina es broncodilatadora y anticongestiva. Los estimulantes beta no selectivos (beta1 y beta2) producen taquicardia y se usan más los beta2 selectivos: salbutamol, terbutalina. Se usan por vía oral, en situaciones de urgencia. Se emplean por vía intravenosa. Actualmente también se usan aerosoles por vía inhalatoria, pero esta vía tiene una serie de problemas: sobredosificación, se necesita un aprendizaje. Efectos indeseables: taquicardia, palpitaciones, temblor,...Anticolinérgicos: se usan menos que los beta-estimulantes. Se usan sólo en cuadros con componente parasimpático alto. No son eficaces en el asma. Se usan en otras EPOC: ipratropio.
Estos fármacos disminuyen la secreción de moco con lo que disminuye la obstrucción respiratoria pero en algunos pacientes tienen el problema de que el moco es más denso y más difícil de expulsar.Xantinas: teofilina, aminofilina, eufilina. Su acción broncodilatadora es independiente del sistema vegetativo. Se piensa que bloquean receptores de adenosina en SNC y periférico (musculatura bronquial). Estimulan el SNC, dando nerviosismo, ansiedad; estimulan el centro respiratorio; estimulan la diuresis, en pacientes con edema agudo de pulmón. Se usan por vía oral o intravenosa. Sus concentraciones plasmáticas son difíciles de controlar.
Los efectos indeseables son:
- centrales: insomnio, nerviosismo, temblor,..
- cardiovasculares: taquicardia, palpitaciones,..
- digestivos: estimula la secreción de HCl y puede dar úlceras, gastritis,..
La intoxicación es grave: taquicardia.
Se usa en EPOC y asma crónico o en ataques agudos de asma por vía intravenosa.

ANTITUSIGENOS. La tos es un reflejo que trata de expulsar algo que obstruye la vía respiratoria. La tos que se acompaña de expectoración es productiva. A veces es producida por la irritación, es seca, improductiva, supone una molestia para el paciente y puede lesionar al aparato respiratorio. Este tipo de tos es la que se trata con antitusígenos:

Opiáceos: - codeina: actúan en el SNC en el centro tusígeno. La codeina tiene también acción analgésica pero produce depresión respiratoria, somnolencia, estreñimiento y a largo plazo dependencia.
- dextrometorfano y folcodina: en éstos fármacos predomina el efecto antitusígeno y no suelen dar depresión respiratoria.
Los opiáceos son los fármacos más eficaces en tos seca.

No opiáceos:
- antihistamínicos: difenhidramina. Son antipruriginosos (disminuye el picor en la vía respiratoria), producen anestesia local de mucosa respiratoria, son sedantes y anticolinérgicos (disminuyen las secreciones):MODIFICADORES DE SECRECIÓN BRONQUIAL. Los mucolíticos y expectorantes favorecen la expulsión del moco.
- Mucolíticos: rompen cadenas glicoproteicas del moco. Los más usados son: bromexina, ambroxol, acetilcisteina. Hacen que el moco sea más fluido.
- Expectorantes: aumenta el contenido acuoso del moco haciéndolo más fluido. Su uso no está muy justificado porque existe otra forma de hacer más fluido el moco: ingesta de líquido. ej: yoduro potásico, guayacol.

eacciones cardiovasculares por los simpaticomiméticos.


Aparato respiratorio
Contrastes
: los contrastes radiológicos yodados pueden producir, aunque raramente, acumulación de yodo en el feto con hipotiroidismo. Desde el punto de vista teratogénico, el iohexol, iopamidol e iotalamato, tienen categoría B. De todas formas, muchas exploraciones radiológicas, con utilización de contraste o no, están contraindicadas en embarazadas por los efectos nocivos sobre el embrión de los rayos X.

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