Enfermedades infecciosas

¿Qué es el ántrax?
El ántrax es una grave enfermedad causada por una bacteria que forma esporas llamada Bacillus anthracis. Una bacteria es un organismo muy pequeño compuesto de una célula. Muchas bacterias pueden causar enfermedad. Una espora es una célula que está inactiva (dormida) pero que puede activarse bajo las condiciones adecuadas.
Existen tres tipos de ántrax:
• de la piel (cutáneo)
• pulmonar (inhalación)
• digestivo (gastrointestinal)
¿Cómo puede contraer el ántrax?
Hasta ahora no se sabe de ningún caso en el que una persona le haya trasmitido el ántrax a otra persona.
Ántrax de los animales. Los seres humanos pueden infectarse con ántrax al tocar productos de animales infectados con ántrax o al respirar las esporas del ántrax de productos animales infectados (como la lana, por ejemplo). Las personas también pueden infectarse con el ántrax gastrointestinal al comer carne poco cocida proveniente de animales infectados.
El ántrax como arma. El ántrax también puede utilizarse como arma. Esto ocurrió en los Estados Unidos en el 2001, cuando el ántrax fue propagado en forma deliberada por medio del envío de cartas con polvo que contenía ántrax. Esto causó 22 casos de infección por ántrax.
¿Qué tan peligroso es el ántrax?
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades clasifican los agentes en tres áreas prioritarias (A, B y C) de acuerdo con su potencial reconocido de bioterrorismo. El ántrax está clasificado como un agente de Categoría A. Los agentes de Categoría A son aquellos que:
• representan la mayor amenaza posible de causar efectos negativos en la salud pública
• pueden transmitirse a grandes áreas o necesitan que el público tome conciencia de esa amenaza
• requieren mucha planeación para proteger la salud pública
En la mayoría de los casos, el tratamiento a tiempo con antibióticos puede curar el ántrax cutáneo. Aún si no se trata, el 80 por ciento de las personas infectadas con ántrax cutáneo no muere. El ántrax gastrointestinal es más grave porque entre un cuarto y más de la mitad de los casos provocan la muerte de la persona. El ántrax por inhalación es mucho más grave. En el 2001, cerca de la mitad de casos de ántrax por inhalación provocaron la muerte de la persona.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas (signos de advertencia) del ántrax son diferentes de acuerdo con el tipo de la enfermedad:
• Cutáneo: El primer síntoma es una pequeña llaga que se convierte en ampolla. La ampolla luego se convierte en una úlcera de la piel que tiene un área negra en el centro. La llaga, la ampolla y la úlcera no duelen.
• Gastrointestinal: Los primeros síntomas son náusea, pérdida del apetito, diarrea con sangre y fiebre, seguidos de fuertes dolores estomacales.
• Inhalación: Los primeros síntomas del ántrax por inhalación son parecidos a los del resfriado o gripe y pueden incluir dolor de garganta, fiebre leve y dolor muscular. Los síntomas más adelante pueden incluir tos, malestar en el pecho, dificultad para respirar, cansancio y dolor muscular. (Advertencia: No suponga que sólo porque una persona tiene los síntomas de un resfriado o de la gripe pueda tener ántrax por inhalación).
¿Qué tan rápido se enferma la persona infectada?
Los síntomas pueden presentarse para todos los tres tipos de ántrax dentro de los 7 días siguientes a la entrada en contacto con la bacteria. Los síntomas del ántrax por inhalación pueden presentarse en una semana o pueden demorar hasta 42 días en aparecer.
¿Cómo se trata el ántrax?
Se utilizan antibióticos para tratar todos los tres tipos de ántrax. Es importante que la enfermedad sea detectada y tratada con prontitud
Medidas de prevención después de la exposición. El tratamiento es diferente para una persona que ha estado expuesta al ántrax pero que todavía no está enferma. Los profesionales de la salud utilizarán antibióticos (como ciprofloxacina, doxiciclina o penicilina) en combinación con la vacuna contra el ántrax para prevenir la infección.
El tratamiento después de la infección. El tratamiento consiste usualmente de un régimen de 60 días de antibióticos. El éxito del tratamiento depende del tipo de ántrax causante de la infección y de la prontitud con la que se inicie el tratamiento.
¿Puede prevenirse el ántrax?
Vacunación. Existe una vacuna para prevenir el ántrax pero todavía no está disponible para el público en general. Toda persona que pueda estar expuesta al ántrax, entre ellas ciertos miembros de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, trabajadores de laboratorio y empleados que pueden entrar o reingresar a áreas contaminadas, puede recibir la vacuna. También, en caso de un ataque con ántrax, las personas expuestas pueden recibir la vacuna.
¿Qué es el botulismo?
El botulismo es una intoxicación alimentaria ocasionada por una toxina producida por las bacteria Clostrydium botulinum. Sólo existen informes de unos pocos casos por año en el Estado de Nueva York.
¿Quiénes contraen el botulismo?
El botulismo provocado por alimentos se debe a la ingestión de una toxina formada en los alimentos. Con frecuencia, se debe a alimentos enlatados en casa, procesados de manera inapropiada. El botulismo en bebés de menos de un año de edad se ha asociado con la ingestión de miel contaminada.
¿Cómo se contrae el botulismo?
No existe el contagio entre personas. Una persona debe ingerir alimentos contaminados que no hayan sido cocidos o recalentados apropiadamente después de que la toxina haya sido producida por las bacterias. En el botulismo infantil, el bebé debe ingerir esporas bacterianas y luego producir la toxina en su sistema gastrointestinal.
¿Cuáles son los síntomas del botulismo?
El botulismo provocado por alimentos y el botulismo infantil producen síntomas que afectan el sistema nervioso. Los síntomas del botulismo provocado por alimentos incluyen visión borrosa o doble, debilidad general, reflejos pobres, dificultad para tragar o respirar y, a veces, la muerte. El botulismo infantil cuenta con una gran variedad de síntomas que incluyen dificultad respiratoria, alteraciones visuales, alimentación pobre y reflejos pobres.
¿Qué tan pronto aparecen los síntomas?
Los síntomas del botulismo provocado por alimentos aparecen, en general, entre 12 y 36 horas después de la ingestión, aunque muchas veces no surgen hasta varios días después. No se conoce el período de incubación del botulismo infantil.
¿Cuál es el tratamiento para el botulismo?
Se necesita atención hospitalaria. Se administra una antitoxina en ciertos casos de botulismo provocado por alimentos, aunque no en casos de botulismo infantil. Se encuentra en desarrollo un nuevo tratamiento prometedor para el botulismo infantil, el que incluye el uso de inmunoglobulina del botulinum y se encuentra disponible solo en forma limitada.
¿Qué sucede si no se trata el botulismo?
El botulismo sin tratamiento puede provocar la muerte.
¿Cómo se puede prevenir el botulismo?
No se les deben administrar a los bebés fuentes identificadas de botulismo, tales como la miel. Todos los alimentos enlatados y preservados deben ser procesados y preparados de forma adecuada. No se deben abrir recipientes hinchados y no se deben comer ni probar alimentos con olores extraños. Las latas comerciales con tapas hinchadas se deben botar a la basura.
¿Qué es la brucelosis?
La brucelosis es una enfermedad bacteriana que puede afectar a varios órganos del cuerpo.
¿Quién contrae la brucelosis?
Todo el mundo es vulnerable a la bacteria y puede contraer la enfermedad si se expone a la misma. Es más probable que se encuentre en personas relacionadas con el manejo de ganado.
¿Cómo se transmite la brucelosis?
La bacteria que produce esta enfermedad se encuentra en la leche no pasteurizada de vacas enfermas y también en las secreciones de vacunos o cabras que abortan sus fetos. Es improbable que esta enfermedad se transmita entre personas.
¿Cuáles son los síntomas de la brucelosis?
Los síntomas de la brucelosis incluyen fiebre intermitente o irregular de duración variable, dolor de cabeza, debilidad, sudor profuso, escalofríos, adelgazamiento y dolores generalizados.
¿Cuánto tardan en aparecer los síntomas?
El período de tiempo es sumamente variable, pero los síntomas generalmente aparecen en un plazo de cinco a 30 días.
¿Una infección anterior de brucelosis inmuniza a una persona?
Es improbable que un individuo se infecte por segunda vez.
¿Cuál es el tratamiento de la brucelosis?
El tratamiento preferido es con tetraciclina o tetraciclina más estreptomicina. Para prevenir la infección crónica es esencial tener un diagnóstico temprano seguido por tratamiento.
¿Qué puede hacerse para prevenir la transmisión de la brucelosis?
El consumo de leche pasteurizada y la prevención del contacto con ganado, ovejas o cabras infectadas reduce el riesgo de infección.
¿Qué es el chancroide?
El chancroide, también llamado chancre blando, es una enfermedad transmitida sexualmente (STD) causada por las bacterias llamadas Haemophilus ducreyi. Es común en países tropicales, pero raro en otras partes del mundo.
¿Quién adquiere el chancroide?
Cualquier persona que tenga sexo con una persona infectada puede adquirir el chancroide. Se ve más comunmente en hombres que en mujeres, especialmente en los no circuncisos.
¿Cuáles son los síntomas del chancroide?
La primera muestra de la infección es generalmente la aparición de unas tumefacciones ó masas dolorosas en los órganos genitales, rodeadas por una orilla rojiza, pronto se llenan de pus y eventualmente se rompen, dejando heridas con dolor. En 50 % de casos sin tratar, las bacterias del chancroide infectan los nodulos linfaticos en la ingle. En el plazo de 5 a 10 días de la aparición de los primeros sintomas, las glándulas en un lado (o ambos lados) de la ingle se agrandan, endurecen, duelen y pueden romperse eventualmente.
¿Qué tan pronto aparecen los síntomas?
Los síntomas aparecen generalmente cuatro a siete días después de la exposición.
¿Por cuanto tiempo puede una persona infectada llevar las bacterias?
Un individuo puede contagiar durante el tiempo que mantenga heridas abiertas en el cuerpo.
¿Cómo se trasmite el chancroide?
La infección se trasmite a través de contacto sexual con personas que estan infectadas y especialmente con las que tienen heridas abiertas ó que produscan líquido por las heridas. Las bacterias son más probables de invadir los órganos sexuales en el sitio donde hay una cortada pequeña o un rasguño.
¿Cuál es el tratamiento para el chancroide?
Ciertos antibióticos son eficaces en tratar la enfermedad. Las heridas cicatrizan en aproximadamente dos semanas.
¿Cómo puede prevenirse el chancroide?
No tener sexo con una persona infectada es la única manera segura de evitar contraer chancroide. Si no, limitar el número de parejas sexuales reduce el riesgo de ser infectado. Usar preservativos ó condones con todas sus parejas disminuirá la posibilidad de infectarse con chancroide ó cualquier otra enfermedad STD (transmitida sexualmente). Si usted piensa que se ha infectado, evite cualquier contacto sexual hasta que consulte a un doctor, vaya a un hospital ó una clínica de STD. Si se infecta, notifique a sus parejas sexuales inmediatamente para que así puedan examinarse y ser tratadas.
¿Qué es la Escherichia coli O157:H7?
La escherichia coli (o simplemente E. coli) es una bacteria que vive en los intestinos de la mayoría de animales de sangre caliente incluyendo los humanos. Existen cientos tipos de E.coli, y la mayoría son inofensivas. Sin embargo, la E.coli O157:H7 es un tipo que vive en los intestinos del ganado saludable que puede causar enfermedades severas en humanos.
¿Cuáles son los síntomas de infección con E.Coli O157:H7?
La infección frecuentemente causa severa diarrea con sangrado y dolor de estómago con poca o nada de fiebre. Los síntomas usualmente comienzan de 2 a 5 días después de su exposición y duran aproximadamente de 5 a 10 días. Algunas personas quizá solo tengan diarrea ligera sin sangre o quizá no tengan síntomas del todo.
Raramente, las personas infectadas con E.coli O157:H7 pueden desarrollar una condición llamada síndrome hemolítico urémico o “SUH”. Esta condición es muy seria y puede llevar al fallo de riñones y la muerte. Los niños menores de 5 y personas de edad avanzada tienen más posibilidad de desarrollar esta condición.
¿Cómo se transmite la E.coli O157:H7?
Las personas se pueden infectar con E.coli por medio de:
• comer productos de res no bien cocidos, particularmente carne de res molida;
• tomar leche y jugos de frutas sin pasteurizar, incluyendo la sidra de manzana;
• comer frutas y vegetales crudos y sin lavar; y
• nadar o tomar agua que ha sido contaminada con excremento animal o humano.
Una persona infectada puede expulsar la bacteria en su defecación hasta 2 semanas después de que sus síntomas hayan cesado. Estas personas pueden transmitir la bacteria a otros si éstas no se lavan las manos muy bien después de utilizar el baño. Los centros de cuidado infantil están en riesgo de epidemias debido al alto número de niños que no están entrenados a ir al baño. Los miembros de la familia y compañeros de juego de estos niños están también en riesgo de infección.
¿Cómo se trata la infección de E.coli O157:H7?
La mayoría de personas se recuperan sin tratamiento médico, pero alguien con diarrea con sangre (especialmente niños pequeños) debe ponerse en contacto con su doctor. El uso de antibióticos o agentes contra la diarrea sin receta médica no son recomendados. Serias infecciones que afectan los riñones requieren hospitalización y cuidado médico extensivo.
¿Cómo se puede evitar la infección de E.coli O157:H7?
• Siempre lave sus manos con jabón y agua:
o después de usar el baño
o después de cambiar pañales
o después de limpiar el baño
o después de manipular toallas o ropa sucia
o antes de comer
• Tome solamente productos de leche y jugos de fruta pasteurizada, incluyendo la sidra de manzana.
• Coma solamente fruta y vegetales que hayan sido bien lavados.
• Preparación de los alimentos:
• Utilice una tabla de cortar aparte para preparar las carnes crudas.
• Cueza toda carne molida muy bien (particularmente la carne de res molida). La carne molida debe cocinarse por lo menos a 160°F. Si no se puede saber la temperatura, cueza la carne de res molida hasta que los jugos salgan claros, y el interior este todo gris o marrón (no rosado).
• Utilice un plato limpio para la carne cocida. Nunca ponga de nuevo la carne cocida en el mismo plato que utilizó para la carne cruda.
• Si le sirven un hamburguesa no bien cocida en un restaurante, pida que la cuezan más.
• Salsas de adobos o BBQ utilizadas en la carne cruda no se deben utilizar en la carne cocida.
Infecciones producidas por rickettsias
Las rickettsias son microorganismos que comparten características tanto de las bacterias como de los virus. Al igual que las bacterias, las rickettsias tienen enzimas y paredes celulares, utilizan oxígeno y pueden ser controladas o destruidas por los antibióticos. Al igual que los virus, pueden vivir y multiplicarse sólo dentro de las células. Las rickettsias normalmente viven en ácaros, garrapatas, pulgas y piojos y pueden transmitirse a los humanos a través de las picaduras de estos insectos que succionan sangre. Suelen vivir dentro de las células que revisten pequeños vasos sanguíneos y, en consecuencia, dichos vasos se inflaman o se obstruyen, o bien comienzan a perder sangre dentro de los tejidos que los rodea.
Síntomas y diagnóstico
Una infección por rickettsias puede causar fiebre, erupción cutánea y una sensación de enfermedad (malestar). Debido a que esta erupción característica no suele aparecer durante varios días, es difícil establecer un diagnóstico precoz. La infestación producida por pulgas o piojos o bien una picadura de garrapata previa, particularmente si se ha producido en un área geográfica en la que la rickettsiosis es frecuente (endémica), es un dato importante a la hora de establecer el diagnóstico.
El diagnóstico de una infección por rickettsia puede confirmarse identificando el organismo en cultivos especiales de muestras de sangre o tejido, identificando el organismo con el microscopio, utilizando ciertas tinturas (tinturas colorantes), o bien identificando anticuerpos contra el organismo en una muestra de sangre.
Tratamiento
La infección por rickettsia responde rápidamente al tratamiento precoz con el antibiótico cloranfenicol, o bien tetraciclinas, que se administran por vía oral. La mejoría se inicia entre 24 y 36 horas más tarde y la fiebre suele desaparecer en 2 o 3 días. Cuando el tratamiento comienza tarde, la mejoría es más lenta y la fiebre es más prolongada. Es necesario continuar con los antibióticos durante al menos 24 horas una vez que la fiebre haya desaparecido.
Los pacientes que estén demasiado enfermos como para tomar los antibióticos por vía oral pueden recibirlos de forma intravenosa. Si una persona está muy enferma y en una fase avanzada de la enfermedad, es posible administrar un corticosteroide durante unos días además del antibiótico para aliviar los intensos síntomas tóxicos y ayudar a reducir la inflamación de los vasos sanguíneos.
Infecciones causadas por bacterias anaeróbicas
Las bacterias anaeróbicas difieren de las demás bacterias en varios aspectos. Se desarrollan adecuadamente en áreas del organismo que tienen bajos valores de oxígeno (como el intestino) y en los tejidos que sufren un proceso de degeneración, particularmente las heridas profundas y sucias, donde otras bacterias no pueden vivir y adonde las defensas del organismo no llegan fácilmente. Las bacterias anaeróbicas no necesitan que haya oxígeno; de hecho, algunas de ellas no sobreviven en su presencia. Suelen causar infecciones que se caracterizan por la aparición de acumulaciones de pus (abscesos).
Cientos de especies de bacterias anaeróbicas viven normalmente y sin causar daño alguno sobre la piel y las membranas mucosas, como el revestimiento de la boca, el intestino y la vagina; en un centímetro cúbico de heces pueden existir varios miles de millones de bacterias. Si el ambiente normal de ciertas especies de bacterias anaeróbicas resulta alterado por la cirugía, un deficiente aporte sanguíneo u otro tipo de lesión, pueden invadir los tejidos del huésped, causando infecciones graves, incluso mortales.
Las bacterias anaeróbicas que provocan enfermedades incluyen los clostridios (que viven en el polvo, la tierra, la vegetación y el tracto intestinal de los humanos y de los animales) y los peptococos y peptostreptococos que son parte de la población bacteriana normal (flora) de la boca, de las vías respiratorias superiores y del intestino grueso. Otras bacterias anaeróbicas incluyen el Bacteroides fragilis, que forma parte de la flora normal del intestino grueso, y la Prevotella melaninogenica y el Fusobacterium, que forman parte de la flora normal de la boca.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de las infecciones anaeróbicas dependen del sitio en que se produzca la infección. Dichas infecciones consisten en abscesos dentales, infecciones de mandíbula, enfermedad periodontal, sinusitis crónica y afección del oído medio y abscesos en el cerebro, la médula espinal, el pulmón, la cavidad abdominal, el hígado, el útero, los genitales, la piel y los vasos sanguíneos.
Para diagnosticar una infección anaeróbica, el médico suele obtener una muestra de pus o de fluido corporal y la envía al laboratorio para su cultivo. La muestra debe ser manipulada con cuidado debido a que la exposición al aire puede destruir las bacterias anaeróbicas, volviendo inútil el cultivo.
Prevención y tratamiento
Habitualmente una infección grave por bacterias anaeróbicas puede evitarse si una determinada infección limitada a un área específica recibe el tratamiento adecuado antes de extenderse. La limpieza profunda de las heridas, la eliminación de cuerpos extraños y la instauración precoz de antibióticos son importantes medidas de prevención. Para evitar la infección después de una cirugía abdominal, deben utilizarse antibióticos por vía intravenosa antes, durante y después de la misma.
Las infecciones de las heridas profundas suelen ser causadas por bacterias anaeróbicas; dichas infecciones se tratan principalmente drenando los abscesos y extirpando quirúrgicamente (mediante un proceso llamado desbridamiento) el tejido muerto. Como resulta difícil cultivar bacterias anaeróbicas en el laboratorio, el médico suele comenzar a prescribir antibióticos antes de conocer los resultados del cultivo. Las infecciones de heridas profundas contienen con frecuencia más de un tipo de bacterias, por lo cual se pueden administrar varios antibióticos por vía intravenosa al mismo tiempo. La penicilina se usa para las infecciones causadas por una mezcla de bacterias de la boca o de la garganta. Como las infecciones que se originan en el intestino suelen incluir Bacteroides fragilis, que es resistente a la penicilina, se utilizan otros antibióticos.
Tétanos
El tétanos (trismo) es una enfermedad causada por una toxina producida por la bacteria Clostridium tetani.
Los espasmos de los músculos de la mandíbula reciben el nombre de trismo. Aun cuando es cada vez menos frecuente en los países desarrollados, el tétanos afecta a personas de muchas partes del mundo, en especial las que viven en países en vía de desarrollo.
Las esporas de Clostridium tetani pueden vivir durante años en la tierra y las heces de los animales. Una vez que las bacterias del tétanos penetran en el organismo de una persona, se puede producir una infección en heridas contaminadas tanto superficiales como profundas. Las personas con quemaduras o heridas quirúrgicas, así como las que se inyectan drogas, tienen un riesgo elevado de contraer tétanos. Después del parto, puede producirse una infección del útero de la mujer y del muñón umbilical del recién nacido (tétanos neonatal).
Mientras crecen, las bacterias del tétanos producen una toxina. Es esta toxina, y no las bacterias, la que causa los síntomas de infección.
Síntomas
Los síntomas suelen aparecer entre 5 y 10 días después de la infección, pero a veces aparecen incluso ya a los 2 días o tan tarde como a los 50. El síntoma más frecuente es la rigidez de la mandíbula. Otros síntomas incluyen inquietud, dificultad para tragar, irritabilidad, dolor de cabeza, fiebre, dolor de garganta, escalofríos, espasmos musculares y rigidez de nuca, brazos y piernas. A medida que la enfermedad avanza, el enfermo puede tener dificultades para abrir la mandíbula (trismo). Los espasmos de los músculos de la cara producen la expresión facial de una sonrisa fija y las cejas elevadas. La rigidez o los espasmos en los músculos abdominales, el cuello y la espalda pueden causar una postura característica, en la cual la cabeza y los talones se desplazan hacia atrás y el cuerpo está arqueado hacia adelante. El espasmo de los esfínteres musculares puede ocasionar estreñimiento y retención de orina.
Ciertas molestias menores, como el ruido, una corriente de aire o el hecho de que la cama se mueva, pueden desencadenar espasmos musculares dolorosos y sudoración profusa. Durante los espasmos de todo el cuerpo, el enfermo no puede gritar, ni siquiera hablar, debido a la rigidez de los músculos del tórax o al espasmo de la garganta. Esta situación también impide respirar con normalidad y, en consecuencia, la persona no recibe suficiente oxígeno y puede morir por asfixia.
Por lo general no suele haber fiebre. La respiración y los latidos cardíacos se aceleran, y los reflejos pueden resultar exagerados.
El tétanos también puede limitarse a un grupo de músculos cercanos a la herida. Los espasmos cercanos a ésta pueden durar semanas.
Diagnóstico y pronóstico
El médico sospecha la presencia de tétanos cuando una persona que se ha herido presenta rigidez muscular o un espasmo. A pesar de que las bacterias Clostridium tetani en ocasiones pueden cultivarse a partir de una muestra tomada de la herida, los resultados negativos no excluyen el diagnóstico.
El tétanos tiene un índice de mortalidad global del 50 por ciento. El desenlace fatal es más probable entre los muy jóvenes y los individuos de edad avanzada, así como entre las personas que se inyectan drogas. Es de mal pronóstico el empeoramiento rápido de la sintomatología o el retraso en el tratamiento.
Prevención y tratamiento
Prevenir el tétanos mediante una vacuna es mucho mejor que tratarlo una vez que se ha manifestado. En los niños pequeños, la vacuna contra el tétanos forma parte de la serie que incluye las vacunas contra la difteria y la tos ferina. Los adultos deben recibir refuerzos de la vacuna antitetánica cada 5 o 10 años.
Una persona que sufre una herida, y ha recibido una dosis de refuerzo en los últimos 5 años, no necesita volver a vacunarse. Sin embargo, si no ha recibido una dosis en los últimos 5 años debe recibir una lo antes posible tras la herida. La persona que nunca ha sido vacunada o que no ha recibido la serie completa de vacunas debe recibir una inyección de inmunoglobulina antitetánica y la primera de las tres vacunas mensuales.
El cuidado de la herida incluye una limpieza inmediata y completa, especialmente en las heridas punzantes profundas, debido a que el polvo y el tejido muerto favorecen el crecimiento de las bacterias Clostridium tetani. Pueden administrarse antibióticos como penicilina o tetraciclina, pero ello nunca puede sustituir la escisión quirúrgica del tejido dañado.
La inmunoglobulina antitetánica se administra para neutralizar la toxina. Los antibióticos como la penicilina y la tetraciclina tienen la función de evitar una mayor producción de toxina. Además, se utilizan otros fármacos para sedar al enfermo, controlar posibles convulsiones y relajar la musculatura.
El paciente suele ser hospitalizado en una habitación tranquila. Los enfermos con infecciones de moderadas a graves deben recibir ventilación mecánica. La alimentación se realiza por vía intravenosa o a través de una sonda introducida por la nariz que llega al estómago. Suele ser necesario realizar un sondaje de la vejiga urinaria y del recto para eliminar los productos de desecho del organismo. El paciente debe ser sometido a frecuentes cambios posturales en la cama y además se le obliga a toser para prevenir una posible neumonía. Para reducir el dolor se administra codeína. También pueden administrarse otros fármacos para controlar la presión arterial y el ritmo cardíaco.
Como la infección del tétanos no inmuniza al organismo contra infecciones subsiguientes, una vez que el enfermo se recupera debe recibir toda la serie de vacunas
Abscesos
Un absceso es una acumulación de pus, generalmente causada por una infección bacteriana.
Cuando las bacterias invaden el tejido sano, la infección se extiende por toda el área. Algunas células mueren y se desintegran, dejando espacios en los que se acumulan líquido y células infectadas. Los glóbulos blancos, los defensores del organismo contra la infección, se desplazan hacia estos espacios y después de engullir a las bacterias, mueren. La acumulación de glóbulos blancos forma el pus, una sustancia cremosa que llena la zona. A medida que el pus se deposita, el tejido sano es desplazado. Al final este tejido acaba creciendo alrededor del absceso hasta rodearlo; el organismo intenta de este modo evitar una mayor extensión de la infección. Si un absceso se rompe hacia dentro, la infección puede extenderse tanto por el interior del cuerpo como bajo la superficie de la piel, dependiendo de dónde se encuentre el absceso.
Una infección bacteriana puede generar un absceso de varias formas. Por ejemplo, una herida punzante hecha con una aguja sucia puede hacer llegar bacterias al tejido subcutáneo. A veces las bacterias pueden diseminarse a partir de una infección de otra parte del organismo. Así mismo, las bacterias que normalmente viven en el cuerpo pero no causan daño alguno, ocasionalmente pueden provocar un absceso. Las posibilidades de que éste se forme aumentan si hay suciedad o un cuerpo extraño en la zona infectada, si la zona de invasión bacteriana tiene un bajo aporte sanguíneo (como sucede en la diabetes) o si el sistema inmunitario de la persona se encuentra debilitado (como sucede en el SIDA).
Los abscesos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo los pulmones, la boca, el recto y los músculos. Son bastante frecuentes en la piel o debajo de ésta, especialmente en la cara.
Síntomas y diagnóstico
El lugar donde se localiza un absceso y el hecho de que interfiera o no con el funcionamiento de un órgano o un nervio determina sus síntomas. Éstos pueden incluir dolor espontáneo o a la presión, sensibilidad, calor, hinchazón, enrojecimiento y posiblemente fiebre. Si se forma justo por debajo de la piel suele aparecer como un bulto visible. Cuando está a punto de romperse, su parte central adopta un color blanquecino y la piel que lo recubre se vuelve más delgada. Un absceso formado en lo más profundo del cuerpo crece considerablemente antes de provocar síntomas. Al pasar inadvertido, es probable que a partir de éste se disemine la infección por todo el organismo.
Los médicos pueden reconocer fácilmente un absceso que se encuentra sobre la piel o debajo de la misma, pero a menudo cuesta detectar los que están en la profundidad. Cuando una persona padece este tipo de abscesos, los análisis de sangre suelen revelar un número anormalmente alto de glóbulos blancos. Las radiografías, la ecografía, la tomografía computadorizada (TC) o la resonancia magnética (RM) son pruebas que pueden determinar su tamaño y posición. Debido a que los abscesos y los tumores suelen causar los mismos síntomas y producen imágenes similares, para llegar a un diagnóstico definitivo suele ser necesaria una muestra de pus o bien la extirpación del absceso quirúrgicamente para examinarlo al microscopio.
Tratamiento
A menudo un absceso se cura sin tratamiento al romperse y vaciar su contenido. En ciertos casos, éste desaparece lentamente sin romperse mientras el organismo elimina la infección y absorbe los desechos. En ocasiones puede dejar un bulto duro.
Un absceso puede ser perforado y drenado con el fin de aliviar el dolor y favorecer la curación. Para drenar un absceso de gran tamaño, el médico debe romper sus paredes y liberar el pus. Tras el drenaje, si son grandes dejan un amplio espacio vacío (espacio muerto) que se puede taponar temporalmente con una gasa. En ciertos casos, es necesario dejar drenajes artificiales durante un tiempo (generalmente delgados tubos de plástico).
Como los abscesos no reciben sangre, los antibióticos no suelen ser muy eficaces. Tras el drenaje, se pueden suministrar para evitar una recurrencia. También se recurre a éstos cuando un absceso extiende la infección hacia otras partes del organismo. El análisis en el laboratorio de las bacterias presentes en el pus ayuda al médico a escoger el más eficaz.
Infecciones por parásitos
Un parásito es un organismo, como por ejemplo un animal unicelular (protozoo) o un gusano, que sobrevive habitando dentro de otro organismo, generalmente más grande (el huésped).
Las infecciones parasitarias son frecuentes en las zonas rurales de África, Asia y Sudamérica, pero son poco frecuentes en los países desarrollados. Sin embargo, quienes viven en países desarrollados y visitan otros en vías de desarrollo pueden resultar infectados por parásitos y regresar a su país sin saber que portan la enfermedad, donde puede resultar difícil de diagnosticar debido a que es muy poco frecuente.
Los gusanos suelen entrar en el organismo a través de la boca, a pesar de que algunos lo hacen por la piel. Los que infectan el intestino pueden permanecer allí o bien penetrar por la pared intestinal e infectar otros órganos. Los gusanos que atraviesan la piel suelen hacerlo a través de las plantas de los pies o bien penetran en el cuerpo cuando la persona nada en aguas infectadas.
Si el médico sospecha que un individuo pudiera tener una infección parasitaria, puede obtener muestras de sangre, heces u orina para analizarlas en el laboratorio. Así mismo, también toma una muestra de líquido de un órgano o tejido que pudiese estar infectado. Por lo general es necesario hacer varios análisis para descubrir los parásitos en dichas muestras.
Los parásitos suelen reproducirse en el huésped al que infectan, por lo que en ocasiones deja sus huevos dentro de éste. Si los parásitos se reproducen en el tracto digestivo, los huevos pueden aparecer en las heces. Para hacer el diagnóstico de una infección parasitaria, el médico suele tomar tres muestras de heces con intervalos de uno a dos días. En ciertos casos las muestras de heces se obtienen mediante un sigmoidoscopio (un tubo flexible de visualización que se utiliza para examinar la parte inferior del intestino grueso). Las personas que han de someterse a un examen de una muestra de heces no deben tomar antibióticos, laxantes ni antiácidos, porque estos fármacos pueden reducir el número de parásitos y dificultar aún más su detección en el laboratorio.
Por otro lado, para establecer el diagnóstico, a veces se extrae líquido del duodeno (la parte superior del intestino delgado) o bien se toma una muestra del contenido intestinal usando un cordel de nylon introducido por la boca.
Amebiasis


La amebiasis es una infección del intestino grueso causada por la Entamoeba histolytica, un parásito unicelular.
La Entamoeba histolytica existe en dos formas durante su ciclo de vida: el parásito activo (trofozoito) y el parásito inactivo (quiste). Los trofozoitos viven entre el contenido intestinal y se alimentan de bacterias o bien de la pared del intestino. Cuando se inicia la infección, los trofozoitos pueden causar diarrea, lo cual hace que salgan fuera del cuerpo. Una vez fuera, los frágiles trofozoitos mueren. Cuando el enfermo no tiene diarrea, suelen convertirse en quistes antes de abandonar el intestino. Los quistes son muy resistentes y pueden diseminarse tanto directamente de persona a persona, como indirectamente a través de los alimentos o el agua.
La transmisión directa se produce a través del contacto con heces infectadas. Es más probable que la amebiasis se propague entre los que viven en instituciones y tienen una higiene incorrecta que entre los que no viven de ese modo; también se hace más probable su contagio por contacto sexual, particularmente entre varones homosexuales, más que por un contacto eventual o fortuito. La transmisión indirecta de los quistes es más frecuente en las zonas con malas condiciones sanitarias, como los campos de trabajo no permanentes. Las frutas y verduras pueden contaminarse cuando crecen en tierra fertilizada con abono humano, se lavan con agua contaminada o las prepara alguien que está infectado.
Síntomas
Generalmente, los infectados, en particular los que viven en climas templados, no presentan síntomas. En ciertos casos, los síntomas son tan leves que casi pasan desapercibidos. Pueden consistir en diarrea y estreñimiento intermitentes, una mayor cantidad de gas (flatulencia) y retortijones abdominales. El abdomen puede ser doloroso al tacto y es posible que las heces contengan moco y sangre. Puede haber poca fiebre. Entre un ataque y otro, los síntomas disminuyen hasta limitarse a retortijones recurrentes y heces líquidas o muy blandas. El adelgazamiento (emaciación) y la anemia son muy frecuentes.
Cuando los trofozoitos invaden la pared intestinal es posible que se forme un gran bulto en la misma (ameboma) que puede obstruir el intestino y ser confundido con un cáncer. En ocasiones, los trofozoitos dan lugar a una perforación intestinal. La liberación del contenido intestinal dentro de la cavidad abdominal causa un gran dolor en la zona además de infección (peritonitis), la cual requiere atención quirúrgica inmediata.
La invasión por parte de los trofozoitos del apéndice y el intestino que lo rodea puede provocar una forma leve de apendicitis. Durante la cirugía de apendicitis se pueden esparcir por todo el abdomen. En consecuencia, la operación puede ser retrasada entre 48 y 72 horas con el fin de eliminar los trofozoitos mediante un tratamiento con fármacos.
En el hígado puede formarse un absceso lleno de trofozoítos. Los síntomas consisten en dolor o malestar en la zona que se encuentra por encima del hígado, fiebre intermitente, sudores, escalofríos, náuseas, vómitos, debilidad, pérdida de peso y ocasionalmente ictericia leve.
En ciertos casos, los trofozoitos se diseminan a través del flujo sanguíneo, causando infección en los pulmones, el cerebro y otros órganos. La piel también resulta infectada en ocasiones, especialmente alrededor de las nalgas y los genitales, al igual que las heridas causadas por cirugía o por lesiones.
Diagnóstico
La amebiasis se diagnostica en el laboratorio examinando las heces de un individuo infectado; para establecer el diagnóstico suele ser necesario analizar entre 3 y 6 muestras. Para observar el interior del recto y obtener una muestra de tejido de cualquier úlcera que se encuentre puede utilizarse un rectoscopio (tubo flexible de visualización).
Los enfermos con un absceso hepático casi siempre tienen en la sangre valores elevados de anticuerpos contra el parásito. Sin embargo, como estos anticuerpos pueden permanecer en el flujo sanguíneo durante meses o años, el hallazgo de valores elevados de anticuerpos no necesariamente indica que exista un absceso. En consecuencia, si el médico piensa que se ha formado un absceso, puede prescribir un fármaco que elimine las amebas (un amebicida). Si el fármaco resulta eficaz, se da por sentado que la amebiasis era el diagnóstico correcto.
Tratamiento
Varios fármacos amebicidas que se ingieren por vía oral (como el iodoquinol, la paromomicina y la diloxanida) eliminan los parásitos del intestino. Para los casos graves y en las infecciones localizadas fuera del intestino se administra metronidazol o deshidroemetina. Las muestras de heces se vuelven a examinar al cabo de 1, 3 y 6 meses después del tratamiento para asegurarse de que el enfermo está curado.
Giardiasis
La giardiasis es una infección del intestino delgado causada por Giardia lamblia, un parásito unicelular.
La giardiasis ocurre en todo el mundo y es especialmente frecuente entre los niños y en sitios en que las condiciones sanitarias son deficientes. En algunos países desarrollados, la giardiasis es una de las infecciones parasitarias intestinales más frecuentes. Es más frecuente entre los varones homosexuales y en quienes han viajado a países en vías de desarrollo. También es más frecuente entre las personas que tienen un bajo contenido ácido en el estómago, en aquellas a las que se les ha extirpado quirúrgicamente, en quienes padecen pancreatitis crónica y en las personas cuyo sistema inmunitario es deficiente.
El parásito se transmite de una persona a otra mediante quistes que se eliminan por las heces. La transmisión puede producirse directamente entre niños o parejas sexuales, o bien de forma indirecta, a través de alimentos o agua contaminados.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas, que suelen ser leves, incluyen náuseas intermitentes, eructos, una mayor cantidad de gas (flatulencia), molestias abdominales, heces voluminosas y con mal olor, y diarrea. Si la afección es grave, es posible que el enfermo no consiga absorber los nutrientes más importantes de los alimentos y como resultado pierde mucho peso. Se desconoce el motivo por el cual la giardiasis interfiere con la absorción de nutrientes
Los síntomas orientan al médico hacia el diagnóstico. Éste se confirma mediante los análisis de laboratorio que revelan la presencia del parásito en las heces o en las secreciones del duodeno. Debido a que las personas que han sido infectadas durante mucho tiempo tienden a excretar los parásitos a intervalos impredecibles, puede ser necesario realizar exámenes seriados de las heces.
Tratamiento
La quinacrina por vía oral es muy eficaz contra la giardiasis. Sin embargo, puede causar malestar gastrointestinal y, en muy raras ocasiones, puede inducir un comportamiento extremadamente anormal (psicosis tóxica). El metronidazol también es eficaz y tiene menos efectos colaterales, pero en algunos países no está aprobado como tratamiento de la giardiasis. La furazolidona es menos eficaz que la quinacrina o el metronidazol, pero como se presenta en forma líquida, puede administrarse a los niños. Las mujeres embarazadas pueden ser tratadas con paromomicina, pero sólo si los síntomas son graves.
Los individuos que viven con un enfermo afectado o que han mantenido contacto sexual con dicha persona deberían consultar a un médico para realizarse un análisis y, si es necesario, iniciar un tratamiento.
oxoplasmosis
La toxoplasmosis es una infección causada por el Toxoplasma gondii, un parásito unicelular.
La reproducción sexual del parásito tiene lugar sólo en las células que revisten el intestino de los gatos. Los huevos (oocistos) se encuentran en las heces de los gatos. Las personas se infectan comiendo alimentos crudos o mal cocidos que contengan la forma inactiva (quiste) del parásito o bien tras exponerse en terrenos que contengan oocistos de heces de gatos. Si una mujer embarazada se infecta, la infección puede ser transmitida a su feto a través de la placenta.
En consecuencia, puede sufrir un aborto o el bebé puede nacer muerto o con toxoplasmosis congénita.
Síntomas
Los niños nacidos con toxoplasmosis congénita pueden presentar síntomas graves y rápidamente mortales, o bien no presentar ningún síntoma en absoluto. Éstos incluyen inflamación de los ojos, que deriva en ceguera, ictericia grave, facilidad para formar hematomas, convulsiones, cabeza grande o pequeña y retraso mental importante. Poco después del nacimiento pueden aparecer síntomas muy leves, pero frecuentemente suelen hacerlo meses o varios años más tarde.
La toxoplasmosis adquirida después del nacimiento rara vez produce síntomas y por lo general se diagnostica cuando un análisis de sangre revela la presencia de anticuerpos contra el parásito. Sin embargo, en ocasiones sí aparecen síntomas. Éstos varían, dependiendo de si el afectado tiene toxoplasmosis linfática leve, toxoplasmosis crónica o toxoplasmosis aguda diseminada. En los enfermos afectados de SIDA la toxoplasmosis presenta una serie de problemas diferentes.
Diagnóstico
El diagnóstico de toxoplasmosis suele establecerse mediante un análisis de sangre que revele la presencia de anticuerpos contra el parásito.
Sin embargo, si el sistema inmunológico del enfermo está debilitado, el médico puede basarse en una tomografía computadorizada (TC) y resonancia magnética (RM) del cerebro para establecer el diagnóstico.
Tratamiento y pronóstico
La toxoplasmosis en los recién nacidos y en las personas cuyo sistema inmunitario está debilitado recibe tratamiento con espiramicina o sulfadiacina más pirimetamina. En los enfermos de SIDA, la toxoplasmosis suele recurrir con tanta frecuencia, que el tratamiento se mantiene indefinidamente. El tratamiento durante el embarazo es controvertido, porque el fármaco potencialmente puede dañar al feto. Debido a que la enfermedad desaparece sola en la mayoría de los adultos con un sistema inmunitario normal, las mujeres embarazadas no suelen ser tratadas con fármacos a menos que un órgano vital, como el ojo, el cerebro o el corazón, resulte infectado o los síntomas sean graves y se presenten en todo el cuerpo.
El pronóstico para los individuos con toxoplasmosis adquirida después del nacimiento es buena, excepto en los que tienen un sistema inmunitario debilitado, como los enfermos de SIDA, en los que la toxoplasmosis suele ser fatal.
Infecciones por hongos
Los hongos, que son un tipo de planta, incluyen mohos y setas. El ambiente está cargado de esporas de diversos hongos y, por lo general, éstas flotan en el aire. Entre la amplia variedad de esporas que caen sobre la piel o son inhaladas hacia los pulmones sólo algunas producen infecciones menores, y sólo rara vez se extienden hacia otras partes del organismo. Algunos pocos tipos de hongos, como las variedades de Candida, pueden vivir normalmente sobre la superficie del cuerpo o dentro del intestino. Estos habitantes habituales del organismo sólo ocasionalmente pueden causar infecciones locales de la piel, la vagina o la boca, pero muy rara vez producen más daño. En ciertos casos, no obstante, determinadas variedades de hongos pueden producir infecciones graves de los pulmones, el hígado y el resto del cuerpo.
Los hongos tienen una tendencia especial a causar infecciones en individuos con un sistema inmunológico deficiente. Por ejemplo, los enfermos de SIDA o quienes reciben tratamiento contra el cáncer tienen más probabilidades de desarrollar infecciones micóticas graves. En algunos casos, las personas con inmunidad deficiente desarrollan infecciones causadas por tipos de hongos que, muy rara vez, por no decir nunca, causan daño a los individuos cuyos sistemas de inmunidad funcionan normalmente. Entre estas infecciones se encuentra la mucormicosis y la aspergilosis.
Algunas afecciones fúngicas son más frecuentes en ciertas áreas geográficas. Por ejemplo, la blastomicosis se produce sólo en Norteamérica y África.
Debido a que muchas infecciones fúngicas se desarrollan lentamente, pueden pasar meses o años antes de que una persona se dé cuenta de que necesita atención médica. Estas infecciones pueden ser difíciles de tratar y el tratamiento suele efectuarse durante mucho tiempo. En la actualidad existen varios fármacos antimicóticos
Candidiasis
La candidiasis (candidosis, moniliasis) es una infección causada por diversas variedades de Candida, especialmente Candida albicans.
La infección de las membranas mucosas, como ocurre en la boca o la vagina, es frecuente entre los individuos con un sistema inmunológico normal. Sin embargo, estas afecciones son más frecuentes o persistentes en diabéticos o enfermos de SIDA y en las mujeres embarazadas.
Las personas cuyo sistema inmunitario es deficiente suelen desarrollar una candidiasis que se extiende por todo el cuerpo, y quienes presentan riesgo de desarrollar una infección en el flujo sanguíneo (candidemia) son las que tienen un bajo número de glóbulos blancos (que puede ser debido a una leucemia o al tratamiento por otros cánceres) y las que tienen un catéter colocado en un vaso sanguíneo. En caso de cirugía u otros procedimientos invasivos relacionados con el corazón y los vasos sanguíneos, puede producirse una infección de las válvulas cardíacas (endocarditis).
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de candidiasis varían en función del tejido afectado. Por ejemplo, la infección de la boca (aftas) provoca la aparición de placas cremosas, que son de color blanco y causan dolor. Cuando se localizan en el esófago, existen dificultades para tragar o comer. Si las válvulas del corazón se ven afectadas, puede aparecer fiebre, soplo cardíaco y agrandamiento del bazo. Una infección de la retina (la membrana sensible a la luz que se encuentra sobre la superficie interna de la parte posterior del ojo) puede provocar ceguera. Una infección de la sangre (candidemia) o del riñón, puede generar fiebre, disminución de la presión arterial (shock) y una menor producción de orina.
Muchas infecciones causadas por Candida se diagnostican a través de los síntomas. Para establecer un diagnóstico definitivo, es preciso observar los hongos en una muestra de piel examinada al microscopio. El cultivo de las muestras de sangre o de líquido de la médula espinal también pueden revelar la presencia de los mismos.
Pronóstico y tratamiento
Cuando se produce candidiasis en la boca o la vagina, es posible aplicar fármacos antimicóticos directamente sobre el área o bien se puede administrar fluconazol por vía oral. La candidiasis que se ha extendido por todo el cuerpo es una enfermedad grave, progresiva y potencialmente mortal que suele ser tratada con anfotericina B intravenosa, a pesar de que el fluconazol resulta eficaz en algunas personas.
Ciertas enfermedades, como la diabetes, pueden empeorar la candidiasis y deben ser controladas para ayudar a erradicar la infección
Infecciones víricas
Un virus es un diminuto organismo infeccioso (mucho menor que un hongo o una bacteria), que necesita de una célula viva para reproducirse. El virus se adhiere a una célula, generalmente de un tipo específico. Una vez dentro de ellas, libera su ADN o ARN (que contiene la información necesaria para crear nuevas partículas de virus) y asume el control de algunos procesos metabólicos de la misma. En consecuencia, los componentes del virus son fabricados dentro de la célula y ensamblados adecuadamente para que el virus sea liberado y siga manteniendo su capacidad infectiva.
Lo que le sucede a la célula depende del tipo de virus. Algunos matan las células que infectan. Otros alteran la función celular hasta el punto de que la misma pierde el control de su división normal y se torna cancerosa. Algunos virus incorporan una parte de su información genética en el ADN de la célula huésped, pero permanecen inactivos (o latentes) hasta que la misma es alterada permitiendo que el virus emerja de nuevo.
Generalmente, los virus poseen un huésped preferido. Algunos, como el de la gripe, puede infectar a los humanos y una variedad de otros animales. De todos modos, algunas variedades de gripe se han adaptado de forma tal que pueden infectar una especie de animal más eficientemente que otras. Casi todos los virus que se encuentran frecuentemente en los seres humanos son transmitidos de persona a persona. Algunos, como el de la rabia o el de la encefalitis, infectan principalmente a los animales y sólo en ocasiones a los humanos.
El organismo posee un número de defensas específicas y no específicas contra los virus. Las barreras físicas, como la piel y las membranas mucosas, impiden acceder fácilmente al interior del cuerpo. Las células afectadas producen interferón (o interferones), una familia de glucoproteínas capaces de hacer que las células no afectadas se vuelvan más resistentes a la infección producida por muchos virus.
Si un virus penetra en el organismo, distintas variedades de glóbulos blancos, como los linfocitos, son capaces de atacar y destruir las células infectadas. Los dos tipos principales de linfocitos son los llamados B y T. Cuando resultan expuestos a un ataque por un virus, los linfocitos T aumentan en número y maduran tanto hacia células colaboradoras, que ayudan a los linfocitos B a producir anticuerpos, como hacia células citotóxicas (asesinas), que atacan a las células infectadas por un virus específico. Los linfocitos T también generan sustancias químicas (llamadas citoquinas) que aceleran este proceso de maduración. Las citoquinas de los linfocitos colaboradores pueden ayudar a los linfocitos B y a otras series celulares que derivan de ellos. Las células plasmáticas, a producir anticuerpos que se unen a unos determinados virus y suprimen su capacidad infecciosa antes de que infecten otras células.
Se puede generar inmunidad administrando vacunas. Éstas se preparan de forma tal que se asemejen a un virus específico, como el virus que produce gripe o sarampión, de manera que sea administrado a las personas sin causar la enfermedad. En respuesta a una vacuna, el organismo aumenta el número de linfocitos T y B que son capaces de reconocer al virus específico. De esta forma, las vacunas pueden producir inmunidad frente a un virus específico. En la actualidad existen muchas vacunas que previenen infecciones frecuentes y graves, tales como gripe, sarampión, parotiditis, poliomielitis, varicela, rabia, rubéola (sarampión alemán), hepatitis A y B, encefalitis japonesa y fiebre amarilla. Sin embargo, en ocasiones un virus cambia (muta) para evitar el anticuerpo de la vacuna y es entonces necesario repetir la vacunación.
Es posible adquirir protección inmediata contra una infección vírica recibiendo una inyección o infusión de inmunoglobulinas. Dicha infusión contiene anticuerpos que fueron producidos por otra persona o bien por un animal. Por ejemplo, quien viaja a una zona con prevalencia de hepatitis A puede recibir una inyección de inmunoglobulina contra este tipo de hepatitis. Sin embargo, la inmunoglobulina puede hacer que algunas vacunas, como la del sarampión o la poliomielitis, resulten menos eficaces si se aplica al mismo tiempo.
Los fármacos que combaten las infecciones víricas reciben el nombre de fármacos antivíricos. Existen muchos menos fármacos antivíricos que antibacterianos (antibióticos). En comparación con la mayoría de los antibióticos, los fármacos antivíricos suelen ser más difíciles de producir, más específicos para el organismo contra el que están destinados y por lo general más tóxicos. Los antibióticos no son eficaces contra las infecciones víricas, pero si alguien tiene una infección por bacterias además de la vírica, suele ser necesario administrar un antibiótico.
Herpes simple
La infección causada por herpes simple produce episodios recurrentes de vesículas pequeñas y dolorosas, llenas de líquido, sobre la piel o las membranas mucosas.
El herpes simple produce una erupción sobre la piel o las membranas mucosas. La misma erupción desaparece, pero el virus se mantiene en un estado inactivo (latente) dentro de los ganglios (una agrupación de células nerviosas) que proporcionan la sensibilidad de la zona infectada. Periódicamente el mismo herpes se reactiva y comienza a replicarse, causando erupciones cutáneas con vesículas, que se localizan en el mismo sitio que la aparición anterior. Sin embargo, éste puede estar presente en la piel sin causar ninguna vesícula evidente; el virus en ese estado puede ser una fuente de contagio para otras personas. Las erupciones pueden comenzar a raíz de una sobreexposición a la luz solar o bien por un estado febril, el estrés físico o emocional, la supresión del sistema inmunitario, o por la toma de ciertos alimentos o medicamentos, si bien, por lo general, se desconocen los factores que las desencadenan.
Los dos tipos de virus herpes simple que infectan la piel son VHS-1 y VHS-2. El VHS-1 es el que produce la formación de vesículas sobre los labios (herpes labial) y úlceras en la córnea del ojo (queratitis por herpes simple). Por lo general se transmite por contacto con secreciones de la boca o sus alrededores. El VHS-2 suele causar herpes genital y es transmitido principalmente por contacto directo con las vesículas, casi siempre durante una relación sexual.
Síntomas y complicaciones
La recurrencia de herpes simple se presiente por la aparición de un hormigueo, malestar o picor, que precede a la formación de vesículas en varias horas o hasta 2 o 3 días. Sobre cualquier parte de la piel o las membranas mucosas pueden formarse vesículas rodeadas de un borde rojizo, si bien por lo general se forman en la boca o a su alrededor, en los labios y los genitales. Las vesículas (que pueden ser dolorosas) tienden a unirse, hasta el punto de conformar una única zona afectada. Tras unos días, las mismas comienzan a secarse y forman una delgada costra amarillenta y úlceras superficiales. La curación suele comenzar una o dos semanas después de su aparición y por lo general se completa en 21 días. Sin embargo, las vesículas formadas en zona húmedas del cuerpo pueden tardar más en curarse. Puede producirse cicatrización si las erupciones siguen desarrollándose en el mismo lugar o bien si aparece una infección bacteriana secundaria.
La primera infección causada por herpes en los niños puede provocar llagas dolorosas e inflamación en la boca y las encías (gingivoestomatitis) o bien una dolorosa inflamación de la vulva y la vagina (vulvovaginitis). Estos procesos también causan irritabilidad, pérdida del apetito y fiebre. En los niños pequeños y con menos frecuencia en los de mayor edad, la afección puede propagarse por la sangre y afectar a órganos internos, como el cerebro (una infección que puede ser mortal).
Una mujer que haya tenido una infección con VHS 2 puede trasmitirla a su feto, especialmente si lo ha contraído durante los tres últimos meses de embarazo. El herpes simple en un feto causa desde una leve inflamación de la membrana que rodea el cerebro (meningitis), hasta en ocasiones una inflamación intensa del tejido cerebral (encefalitis).
Si los niños o adultos afectados por una enfermedad cutánea llamada eccema atópico se infectan con el virus herpes simple, en ocasiones desarrollan una enfermedad potencialmente mortal llamada eccema herpético. Por consiguiente, los afectados de eccema atópico deberían evitar estar cerca de una persona con una infección herpética activa. En los enfermos de SIDA, las infecciones herpéticas de la piel pueden ser particularmente graves y persistentes. Estas personas también presentan con mayor frecuencia inflamación del esófago y del intestino, úlceras alrededor del ano, neumonía o anomalías nerviosas.
Cuando el herpes simple penetra a través de una lesión de la piel del dedo, se produce una inflamación dolorosa y rojiza de la punta del mismo que recibe el nombre de panadizo herpético. Suele aparecer frecuentemente en los trabajadores sanitarios que nunca han tenido herpes simple y entran en contacto con fluidos corporales que lo contienen.
Diagnóstico
El herpes simple suele ser difícil de reconocer. Puede ser confundido con una reacción alérgica, otras infecciones víricas o incluso una reacción cutánea medicamentosa. La localización de las vesículas en la superficie corporal puede ayudar a establecer el diagnóstico.
Si el médico sospecha que alguien está afectado de herpes simple puede examinar una muestra de sus vesículas al microscopio. En el caso de una infección por dicho virus, en las muestras aparecerán grandes células infectadas. Los cultivos del virus, los análisis de sangre que comprueban si ha aumentado el número de anticuerpos y las biopsias pueden confirmar el diagnóstico. De todos modos, rara vez se necesita acudir a estas pruebas. Es posible establecer un diagnóstico en un estadio muy precoz, usando nuevas técnicas tales como la reacción en cadena de la polimerasa, que puede ser utilizada para identificar el ADN del virus en un tejido o humor corporal.
Tratamiento
Generalmente, el único tratamiento necesario para el herpes labial es mantener limpia la zona afectada lavándola suavemente con agua y jabón. A continuación es necesario secar el área por completo; si las vesículas quedan húmedas la inflamación puede empeorar, la curación se retrasa y posiblemente favorezca la sobreinfección bacteriana. Para evitarla o tratarla, puede aplicarse sobre la piel una pomada con un antibiótico como la neomicina-bacitracina. Si aumenta cada vez más la infección bacteriana o bien está provocando síntomas adicionales, se pueden administrar antibióticos por vía oral o mediante inyección intramuscular.
Las cremas antivíricas como la idoxuridina, la trifluridina y el aciclovir suelen ser eficaces si se aplican directamente sobre las vesículas. El aciclovir o la vidarabina, ingeridos por vía oral, pueden ser utilizados para las infecciones herpéticas graves que afectan a todo el organismo. En ocasiones se agrega aciclovir por vía oral a diario para evitar que se repitan las erupciones, particularmente cuando los genitales han resultado afectados. En los casos de queratitis herpética simple o herpes genital es posible que se necesiten medidas específicas de tratamiento.
Herpes zoster
El herpes zoster (culebrilla) es una infección que produce erupciones cutáneas muy dolorosas constituidas por ampollas llenas de líquido.
El herpes zoster es causado por el mismo herpesvirus, el de varicela-zoster, que produce varicela. La infección inicial por el virus varicela-zoster, que puede adoptar la forma de varicela, termina con la penetración de los virus en los ganglios (una agrupación de células nerviosas) de los nervios espinales o craneales permaneciendo allí en estado latente. El herpes zoster siempre queda limitado a la distribución cutánea de la raíz o raíces nerviosas afectadas (dermatomas).
El virus del herpes zoster puede no volver a producir síntomas o bien puede reactivarse muchos años después. Si esto ocurre, se produce la enfermedad. En ocasiones, tiene lugar cuando la inmunidad del organismo disminuye por otro trastorno, como el SIDA o la enfermedad de Hodgkin, o bien por medicaciones que debilitan el sistema inmunitario. En la mayoría de los casos se desconoce la causa de la reactivación. La aparición del herpes zoster no siempre significa que exista alguna enfermedad grave subyacente. Puede ocurrir a cualquier edad pero es más frecuente después de los 50 años.
Síntomas y complicaciones
Tres o cuatro días antes de la aparición del herpes zoster, algunas personas se sienten mal y tienen escalofríos, fiebre, náuseas, diarrea o dificultades para orinar. Otras sienten dolor o sólo una sensación de hormigueo o picazón en una zona de la piel. Al cabo de este tiempo aparecen grupos de ampollas llenas de líquido rodeadas de una pequeña zona roja. Éstas ocupan sólo un área limitada de la piel cuya sensibilidad corre a cargo de los nervios afectados. Generalmente, éstas aparecen en el tronco y habitualmente a un solo lado. No obstante, también pueden aparecer algunas pocas en otros puntos. El área del cuerpo afectada suele ser muy sensible a cualquier estímulo, incluyendo un ligero roce e incluso puede presentarse un dolor muy intenso.
Las ampollas comienzan a secarse y a formar costras aproximadamente 5 días después de su aparición. Hasta que se forma la costra, dichas ampollas contienen virus de herpes zoster, que pueden provocar varicela si se transmiten a personas susceptibles. Si las ampollas cubren amplias zonas de piel o persisten durante más de 2 semanas habitualmente significa que el sistema inmunitario no está funcionando correctamente.
Un ataque de herpes zoster suele inmunizar de por vida al afectado ante futuros ataques; existe menos de un 4 por ciento de recidivas. La mayoría se recupera sin sufrir efectos duraderos. Sin embargo, puede quedar como secuela tejido cicatricial extenso en la piel sin que se desarrolle una infección bacteriana secundaria. La afectación de la rama ocular del nervio facial es una complicación bastante grave.
Diagnóstico
El médico puede tener dificultades para diagnosticar herpes zoster antes de la aparición de las ampollas, pero la localización del dolor inicial en una banda imprecisa a un lado del cuerpo puede ser un síntoma útil. Dependiendo de los nervios afectados, el dolor puede parecerse al causado por la apendicitis, un cálculo renal o la inflamación del intestino grueso. Las ampollas producidas por el herpes zoster pueden ser casi idénticas a las del herpes simple. No obstante, éstas últimas tienden a aparecer formando un patrón diferente, más restringido sobre la piel; por lo general su número es menor y pueden recurrir repetidamente en el mismo lugar. Si es necesario, se realizan pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento
Aún no se sabe con certeza cuál es el mejor tratamiento contra el herpes zoster. Ni los corticosteroides ni un antisuero que contenga altos valores de anticuerpos contra el virus tienen efecto sobre la enfermedad una vez que ha comenzado. Ningún fármaco puede eliminar el virus. Sin embargo, los antivíricos como el aciclovir o el famciclovir pueden utilizarse para reducir la duración de la erupción cutánea en los individuos cuyos sistemas inmunológicos sean deficientes. Es importante mantener la piel limpia para evitar infecciones bacterianas sobreagregadas.
La aspirina o la codeína alivian temporalmente el dolor y resultan de gran ayuda cuando éste impide realizar actividades o conciliar el sueño. La aspirina debe evitarse en los niños debido al riesgo de provocar síndrome de Reye.
Enfermedades de transmisión sexual
Las enfermedades de transmisión sexual (venéreas) son las que se transmiten a menudo, si no en todos los casos, de persona a persona a través del contacto sexual.
Como la actividad sexual brinda oportunidad para que los microorganismos encuentren nuevos huéspedes, una gran variedad de microorganismos infecciosos pueden transmitirse de este modo. Éstos abarcan desde virus microscópicos (por ejemplo, el virus de la inmunodeficiencia humana) a insectos visibles (por ejemplo, la ladilla o el piojo púbico). El contagio de algunas enfermedades venéreas no requiere penetración genital. A pesar de que dichas enfermedades suelen ser el resultado de las relaciones sexuales vaginales, orales o anales con una persona infectada, ocasionalmente pueden ser transmitidas al besar o mantener un contacto corporal estrecho. Ciertos agentes de enfermedades de transmisión sexual pueden ser contagiados a través de los alimentos y el agua o bien de las transfusiones de sangre, los instrumentos médicos contaminados o las agujas utilizadas por los adictos a las drogas
Sífilis
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema pallidum.
Esta bacteria penetra en el organismo a través de las membranas mucosas, como las de la vagina o la boca, o bien a través de la piel. Horas después, llega cerca de los ganglios linfáticos y luego se propaga por todo el organismo a través de la sangre. La sífilis también puede infectar a un feto durante el embarazo, causando defectos congénitos u otros problemas.
El número de afectados con sífilis alcanzó su punto máximo durante la Segunda Guerra Mundial, para luego caer de modo espectacular hasta la década de 1960 , cuando los índices comenzaron a subir nuevamente. Durante este período, un gran número de casos de sífilis se produjeron entre varones homosexuales. Tales cifras permanecieron relativamente estables hasta mediados de la década de 1980, porque debido a la epidemia de SIDA y la práctica de sexo seguro, la incidencia entre éstos decreció. En consecuencia, el número general de personas con sífilis también disminuyó. Sin embargo, esta reducción fue seguida por un rápido incremento de los casos entre los consumidores de cocaína, principalmente entre las mujeres o sus hijos recién nacidos. Recientemente, los programas de control han vuelto a reducir la incidencia en algunos países desarrollados.
Una persona que ha sido curada de sífilis no se vuelve inmune y puede volver a infectarse.
Síntomas
Los síntomas suelen comenzar de 1 a 13 semanas después del contagio; el promedio es de 3 a 4 semanas. La infección con Treponema pallidum pasa por varios estadios: el primario, el secundario, el latente y el terciario. La infección puede durar muchos años y raramente provoca lesiones cardíacas, cerebrales o la muerte.
Estadio primario
En el estadio primario, aparece una llaga o úlcera indolora (chancro) en el sitio de infección, generalmente sobre el pene, la vulva o la vagina. El chancro también puede aparecer en el ano, el recto, los labios, la lengua, la garganta, el cérvix, los dedos o, rara vez, en otras partes del cuerpo. Por lo general, se presenta una sola llaga, pero en ocasiones pueden ser varias.
El chancro comienza como una pequeña zona roja abultada que pronto se convierte en una llaga abierta (úlcera), pero sigue siendo indolora. La llaga no sangra, pero al rozarla desprende un líquido claro altamente infeccioso. Los ganglios linfáticos cercanos suelen aumentar de tamaño, pero son indoloros. Como la lesión produce tan pocos síntomas, suele ser ignorada. Alrededor de la mitad de las mujeres infectadas y un tercio de los hombres infectados no sabe que la tienen. Ésta suele curarse en 3 a 12 semanas, después de lo cual el afectado parece encontrarse perfectamente bien.
Estadio secundario
El estadio secundario suele iniciarse con una erupción cutánea, que suele aparecer de 6 a 12 semanas después de la infección. Alrededor del 25 por ciento de los infectados aún tiene una llaga que se está curando durante esta etapa. Esta erupción puede durar poco tiempo o bien prolongarse durante meses. Aunque la persona no reciba tratamiento, suele desaparecer. Sin embargo, puede aparecer de nuevo semanas o meses más tarde.
En el estadio secundario, son frecuentes las úlceras en la boca que afectan a más del 80 por ciento de los enfermos. Alrededor del 50 por ciento presenta ganglios linfáticos inflamados en todo el cuerpo y aproximadamente un 10 por ciento tiene inflamación en los ojos. Esta inflamación no suele producir síntomas, aunque, ocasionalmente, el nervio óptico se inflama y entonces la visión se vuelve borrosa. Aproximadamente el 10 por ciento presenta inflamación de huesos y articulaciones que produce mucho dolor. La inflamación renal puede hacer que se encuentren proteínas en la orina y la del hígado puede provocar ictericia. Un reducido número de personas desarrolla una inflamación de la membrana que recubre del cerebro (meningitis sifilítica aguda), que se traduce en dolor de cabeza, rigidez en el cuello y en ocasiones sordera.
Ocasionalmente, aparecen formaciones algo abultadas (condilomas planos) en las que la piel se une a una membrana mucosa, por ejemplo, en los bordes internos de los labios y de la vulva y en las zonas húmedas de la piel. Estas lesiones extremadamente infecciosas pueden aplanarse y adoptar un color rosa oscuro o gris. El pelo suele caerse a mechones, lo cual le da una apariencia apolillada. Otros síntomas incluyen sensación de malestar (indisposición), pérdida del apetito, náuseas, vómitos, fatiga, fiebre y anemia.
Estadio latente
Una vez que la persona se ha recuperado del estadio secundario, la enfermedad entra en un estadio latente en el que no se producen síntomas. Esta etapa puede durar años o décadas o durante el resto de la vida. Durante la primera parte del estadio latente, a veces recurren las llagas infecciosas.
Estadio terciario
Durante la tercera etapa (estadio terciario), la sífilis no es contagiosa. Los síntomas oscilan entre leves y devastadores. Pueden aparecer tres tipos principales de síntomas: sífilis terciaria benigna, sífilis cardiovascular y neurosífilis.
La sífilis terciaria benigna es muy rara en la actualidad. En varios órganos aparecen bultos llamados gomas, que crecen lentamente, se curan de forma gradual y dejan cicatrices. Estas lesiones pueden aparecer en casi todo el cuerpo, pero son más frecuentes en la pierna justo debajo de la rodilla, la parte superior del tronco y el cuero cabelludo. Los huesos pueden resultar afectados, provocando un dolor profundo y penetrante que suele empeorar durante la noche.
La sífilis cardiovascular suele aparecer de 10 a 25 años después de la infección inicial. El enfermo puede desarrollar un aneurisma (debilitamiento y dilatación) de la aorta (la principal arteria que sale del corazón) o insuficiencia de la válvula aórtica. Estos trastornos pueden producir dolor de pecho, insuficiencia cardíaca o la muerte.
La neurosífilis (sífilis del sistema nervioso) afecta a alrededor del 5 por ciento de todos los sifilíticos no tratados. Las tres clases principales son neurosífilis meningovascular, neurosífilis parética y neurosífilis tabética.
Tratamiento y pronóstico
Debido a que las personas con sífilis en los estadios primario o secundario transmiten la infección, deben evitar el contacto sexual hasta que ellas y sus parejas sexuales hayan completado el tratamiento. En el caso de sífilis en estadio primario, todas las personas con las que hayan mantenido relaciones sexuales en los 3 meses anteriores corren peligro. Con sífilis en estadio secundario, todas las parejas sexuales del último año pueden haberse contagiado. Estas personas necesitan ser controladas con un análisis de anticuerpos y, si el resultado es positivo, deben recibir tratamiento.
La penicilina, que en general es el mejor antibiótico para todos los estadios de la sífilis, suele administrarse por vía intramuscular durante el estadio primario, aplicándose en cada nalga sólo una vez. En casos de sífilis en estadio secundario, se aplican dos inyecciones adicionales con intervalos de una semana. La penicilina también se utiliza en casos de sífilis latente y en estadio terciario, a pesar de que puede ser necesario un tratamiento intravenoso más intenso. Las personas alérgicas a la penicilina pueden recibir doxiciclina o tetraciclina oral durante 2 a 4 semanas.
Más de la mitad de las personas con sífilis en sus primeros estadios, especialmente en el estadio secundario, desarrolla una reacción (llamada reacción de Jarisch-Herxheimer) de 2 a 12 horas después del primer tratamiento. Se cree que ésta es el resultado de la muerte repentina de millones de bacterias. Los síntomas incluyen: sensación de malestar general, fiebre, dolor de cabeza, sudoración, escalofríos con temblores y un empeoramiento temporal de las llagas sifilíticas. En raras ocasiones, las personas con neurosífilis pueden tener convulsiones o sufrir parálisis.
Las personas con sífilis en estadios latente o terciario deben ser examinadas con intervalos regulares una vez finalizado el tratamiento. Los resultados de los análisis de anticuerpos suelen ser positivos durante muchos años, a veces durante toda la vida. Éstos no indican que exista una nueva infección. También se realizan otras pruebas para verificar que no existan nuevas infecciones.
Después del tratamiento, el pronóstico para los estadios primario, secundario y latente de la sífilis es excelente. Pero el pronóstico es malo en los casos de sífilis terciaria que afecte al cerebro o al corazón, ya que las lesiones existentes por lo general son irreversibles.
Gonorrea
La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae que infecta el revestimiento mucoso de la uretra, el cérvix, el recto y la garganta o la membrana blanca (la conjuntiva) de los ojos.
La bacteria puede propagarse a través del flujo sanguíneo hacia otras partes del cuerpo, especialmente la piel y las extremidades. En las mujeres, puede ascender por el tracto genital para infectar las membranas que se encuentran dentro de la pelvis, causando dolor pélvico y problemas reproductivos.
Síntomas
En los hombres, los primeros síntomas suelen aparecer de 2 a 7 días después de la infección. Comienzan con una ligera molestia en la uretra, seguida, a las pocas horas, de un dolor leve o intenso al orinar y una secreción de pus proveniente del pene. El hombre tiene una necesidad imperiosa y frecuente de orinar, que empeora a medida que la enfermedad se extiende a la parte superior de la uretra. El orificio del pene puede adoptar un color rojizo e hincharse.
En las mujeres, los primeros síntomas suelen aparecer entre 7 y 21 días después de la infección. Las mujeres infectadas no suelen presentar síntomas durante semanas o meses y la enfermedad se descubre sólo después de que a su pareja masculina se le diagnostica la misma y ella es examinada por haber estado en contacto con él. Si aparecen síntomas, suelen ser leves. Sin embargo, algunas mujeres tienen síntomas graves, como una frecuente necesidad de orinar, dolor al orinar, secreción vaginal y fiebre. El cérvix, el útero, las trompas de Falopio, los ovarios, la uretra y el recto pueden resultar infectados y provocar un gran dolor pélvico o molestias durante el coito. El pus, que aparentemente proviene de la vagina, puede provenir del cérvix, de la uretra o de las glándulas próximas al orificio vaginal.
Las mujeres y los varones homosexuales que mantienen relaciones sexuales por vía anal pueden contraer gonorrea rectal. La enfermedad puede causar malestar alrededor del ano y secreciones provenientes del recto. La zona que rodea el ano se enrojece y queda en carne viva, mientras que las heces se cubren de mucosidad y pus. Cuando el médico examina el recto con un anoscopio (tubo de visualización), es posible distinguir moco y pus sobre la pared del mismo.
El sexo oral con una persona infectada puede producir gonorrea de garganta (faringitis gonocócica). Por lo general, la infección no provoca síntomas, pero en ciertos casos produce dolor de garganta y malestar al tragar.
Si los humores infectados entran en contacto con los ojos, puede producirse una infección externa del ojo (conjuntivitis gonorreica). Los recién nacidos pueden infectarse con gonorrea a través de su madre en el momento del parto, lo que les provoca hinchazón de ambos párpados y una descarga de pus proveniente de los ojos. En los adultos suelen producirse los mismos síntomas, pero por lo general sólo un ojo resulta afectado. Si la infección no recibe tratamiento puede derivar en ceguera.
La infección vaginal en las niñas pequeñas y jóvenes suele ser el resultado de un abuso sexual por parte de adultos, pero en raras ocasiones se produce por manipular artículos del hogar infectados. Los síntomas incluyen irritación, enrojecimiento e inflamación de la vulva, con secreción de pus proveniente de la vagina. La niña suele padecer molestias en la zona vaginal o sentir dolor al orinar. El recto también puede resultar inflamado y las secreciones pueden manchar su ropa interior.
Tratamiento
La gonorrea suele tratarse con una sola dosis de ceftriaxona intramuscular o bien con una semana de antibióticos orales (por lo general doxiciclina). Si la gonorrea se ha dispersado a través del flujo sanguíneo, el enfermo recibe habitualmente tratamiento en un hospital, a menudo con antibióticos intravenosos. Debido a que la infección con Chlamydia es frecuente tanto en los hombres como en las mujeres con gonorrea, es difícil de diagnosticar, los pacientes reciben un tratamiento de una semana con doxiciclina o tetraciclina o bien una dosis única de azitromicina, otro antibiótico de acción prolongada.
Si los síntomas recurren o persisten al final del tratamiento, se pueden obtener especímenes para su cultivo con el fin de asegurarse de que el paciente esté curado. En los hombres los síntomas de uretritis pueden recurrir, causando una enfermedad llamada uretritis posgonocócica. Está casi siempre causada por Chlamydia y otros microorganismos que no responden al tratamiento con ceftriaxona y se produce particularmente en pacientes que no siguen el plan de tratamiento.
Verrugas genitales
Las verrugas genitales (Condylomata acuminata) son lesiones localizadas en o alrededor de la vagina, el pene o el recto, causadas por papilomavirus transmitidos sexualmente.
Dichas verrugas son frecuentes y causan preocupación porque tienen un aspecto repulsivo; pueden sobreinfectarse con bacterias y quizás indiquen que el sistema inmunológico no funciona bien. En las mujeres, los papilomavirus tipos 16 y 18, que afectan al cérvix pero no forman verrugas en los genitales externos, pueden causar cáncer cervical. Éste y otros tipos de papilomavirus pueden generar displasia intraepitelial cervical (indicado por un resultado anormal en un frotis de Papanicolau) o cáncer de vagina, vulva, ano, pene, boca, garganta o esófago.
Síntomas y diagnóstico
Estas lesiones suelen formarse en las superficies húmedas y cálidas del cuerpo. En los hombres, las zonas más frecuentes son la cabeza y el cuerpo del pene y debajo del prepucio (si el pene no ha sido circuncidado). En las mujeres, se producen en la vulva, la pared vaginal, el cérvix y la piel que rodea el área vaginal. Las verrugas genitales pueden aparecer en la zona que rodea el ano y en el recto, especialmente en los varones homosexuales y en las mujeres que practican sexo anal.
Las verrugas generalmente aparecen de 1 a 6 meses después de la infección y comienzan como diminutas protuberancias blandas, húmedas de color rosado o rojo. Crecen rápidamente y pueden desarrollar pedúnculos. En la misma zona suelen aparecer numerosas verrugas y sus superficies ásperas les confieren la apariencia de una pequeña coliflor. Pueden crecer rápidamente en las mujeres embarazadas, en los inmuno-deprimidos (por ejemplo, porque están enfermos de SIDA o porque realizan un tratamiento con fármacos inmunosupresores) y en los que presentan inflamación en la piel.


Estas lesiones genitales suelen ser diagnosticadas por su apariencia. Sin embargo, pueden ser confundidas con las úlceras que aparecen en el segundo estadio de la sífilis. Las verrugas de aspecto extraño o persistentes pueden ser extraídas quirúrgicamente y analizadas al microscopio para tener la certeza de que no son cancerosas. Las mujeres que tienen verrugas en el cérvix deberían realizarse frotis de Papanicolau regularmente.
Tratamiento
Ningún tratamiento es completamente satisfactorio. Las verrugas genitales se pueden eliminar con láser, crioterapia (congelamiento) o cirugía utilizando anestesia local. Los tratamientos con sustancias químicas, como resina podófila o toxina purificada o ácido tricloroacético, se aplican directamente sobre las verrugas. Sin embargo, este sistema supone realizar varias aplicaciones durante semanas o meses, suele quemar la piel circundante y falla con bastante frecuencia.
Las verrugas en la uretra se tratan con fármacos anticancerosos, como tiotepa o fluorouracilo. Alternativamente, éstas pueden ser eliminadas de la uretra mediante una cirugía endoscópica (un procedimiento en el cual se utiliza un tubo de visualización flexible con accesorios quirúrgicos). En la actualidad se está estudiando aplicar inyecciones de alfa-interferón directamente en la verruga como un posible tratamiento, pero aún se desconoce su utilidad.
Las verrugas genitales recurren con frecuencia y necesitan nuevo tratamiento. En los hombres, la circuncisión ayudará a evitar las recurrencias. Todas las parejas sexuales deben ser examinadas y tratadas, si fuese necesario.

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