¿ Cómo suministrar medicamentos a los niños

Cuando llega el momento de suministrar medicamentos a un niño, se hace necesario tener un poco de imaginación, pero más importante resulta vigilar otros factores, tales como: suministrarlo a la hora precisa y a la dosis adecuada; evitar las interacciones entre medicamentos y verificar que no esté deteriorado o vencido; caso contrario, el medicamento pudiera ser inefectivo y hasta dañino.

Los padres deberían tener conocimientos sobre el tipo de medicamento, como utilizarlo y que tipo de reacciones se pudieran esperar. Antes de suministrar cualquier medicamento a un niño, habrán de leer cuidadosamente el récipe del médico y la etiqueta del producto, además de formular algunas preguntas importantes al pediatra, tales como:

· Que tipo de medicamento es y para que sirve ?.

· Existirá algún problema con otros medicamentos que el niño recibe ?.

· Cual es el intervalo entre cada dosis y cual es el mejor horario para suministrarlas ?.

· Por cuánto tiempo deberá tomarlo ?.

· Que sucedería en caso que perdiera una dosis ?.

· En cuánto tiempo comenzarán a observarse sus efectos?.

· Que efectos colaterales pueden ocurrir ?.
A la hora de comprar cualquier medicamento será conveniente examinarlo, para determinar si se encuentra vencido o deteriorado, si sus sellos están intactos y si contiene la cantidad necesaria para finalizar el tratamiento.
Los niños son más sensibles que los adultos a muchas sustancias químicas. Por ejemplo, el alcohol, ingrediente común en casi todas las presentaciones líquidas del Acetaminofén (excepto Tachipirin) en los niños puede ocasionar enrojecimiento, taquicardia, náusea, vómitos, arritmias cardíacas, colapso cardiovascular, depresión respiratoria y convulsiones. Los antihistamínicos, ingredientes comunes en algunos medicamentos antigripales, pueden ocasionar irritabilidad o somnolencia excesivas. Medicamentos que lucen inofensivos, como la aspirina, pueden incluso causar la muerte, cuando se utilizan para disminuir la temperatura de un niño con gripe o varicela; este es uno de los motivos por los cuales no debería utilizar ningún fármaco sin prescripción médica.
Cuando suministre medicamentos a un niño, vigile de cerca la aparición de efectos indeseables; si le parece que las cosas no marchan por el camino correcto, será preferible que vuelva a comunicarse con su pediatra.

Dosificación

La primera regla de seguridad para cualquier medicamento es suministrar la dosis correcta en el intervalo de tiempo preciso, siguiendo estrictamente las indicaciones del médico. Será necesario medir la cantidad de medicamento en forma rigurosa, para que el niño no reciba una dosis insuficiente, con lo que probablemente empeorará su enfermedad o por el contrario, no reciba una sobredosis, con lo que sufriría mayores efectos colaterales causados por el medicamento.
Las medicinas líquidas pueden dosificarse mediante utensilios medidores, tales como: inyectadoras, goteros, cucharillas medidoras cilíndricas o vasitos medidores. La utilización de cucharas y cucharillas no es recomendable, ya que su tamaño varía en cada hogar.

1) Inyectadoras: Permiten una medición exacta del medicamento y son recomendables en aquellos niños que no pueden tomar o rechazan su medicina. En estos casos la madre retirará la aguja y podrá verter el medicamento directamente en la boca del niño. Las inyectadoras tienen una ventaja adicional: permiten almacenar una dosis medida previamente, para que la persona que cuide al niño se la suministre, cuando los padres no se encuentren en el hogar.

2) Goteros: Son seguros y de fácil utilización en lactantes pequeños. El medicamento se deberá suministrar rápidamente, para que no se derrame.
3) Cucharillas medidoras cilíndricas: Son convenientes para aquellos niños que ya pueden beber de un vaso, pero que derraman gran parte del líquido. Estas cucharillas se parecen a tubos de ensayo con una cucharilla en la punta y una escala numérica a los lados. Los niños pequeños pueden sostenerla en sus manos y cabe fácilmente en sus bocas.
4) Vasitos medidores: Son apropiados para niños que ya pueden beber de un vaso sin derramar los líquidos. Las escalas numéricas de éstos instrumentos con frecuencia son pequeñas y difíciles de leer. Asegúrese de utilizarlas cuidadosamente.
Actualmente solo algunos de los productos farmacéuticos imprimen las dosis en sus etiquetas, por lo que será el médico quien se encargue de calcular las dosis pediátricas, basándose en el peso corporal del niño, multiplicado por constantes numéricas reportadas en la literatura médica, asegurando así que el niño reciba la cantidad adecuada para su curación, sin que se presenten efectos indeseables.

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